Esta entrega es la tercera mejor película de Brosnan como Bond y, en sí, supone una buena y correcta despedida.
Tiene un correcto guión y unas secuencias de acción alucinantes y flipantes.
Aunque cuando se notan mucho los efectos especiales, te sientes un poco defraudado, pues la saga se caracterizó por usar unos efectos sugerentes y unas explosiones más reales que de ordenador.
Pero aún así, la buena espectacularidad está servida.

Hasta siempre, Pierce Brosnan. Aunque tus últimas entregas fueron irregulares, fuiste un Bond muy bueno.