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Voto de Francisco Negrete:
9
Drama. Romance Recreación de la India de los años 30 a través de la historia de Anne-Marie, la esposa del vice-cónsul francés en el país. Harta del tedio cotidiano en que se ha convertido su vida, la mujer inicia una serie de aventuras amorosas que su marido conoce, pero pretende ignorar. (FILMAFFINITY)
4 de abril de 2011
9 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
En una entrevista por radio, Marguerite Duras comentó la forma en que concibió el filme de India Song: “Lo primero que hice fue la música, el sonido llegó después, por lo tanto el filme fue musical antes de ser hablado, lo que nunca sucede porque siempre se agrega la música en último lugar. El film ya es un moderato cantabile, al comienzo, sin juegos de palabras, y luego un vivace en el medio, y al final un andante interminable. Para mí hay tres partes que se separan musicalmente”.

El escritor francés Dionys Mascolo fue el primero, de la crítica, que destacó el carácter musical del film: “Esta tragedia cinematográfica está íntegramente construida como una composición musical. […] Todo el film, incluyendo la imagen, está escrito como una partitura. Y como otras tantos pentagramas de esa partitura están las imágenes, su encuadre, los decorados en que se ubican o que se dejan al margen; los movimientos de cámara (su alternancia de movilidad e inmovilidad); los movimientos en el plano (coreografía); los gestos expresivos (el tempo de los actores, dirigidos como músicos de orquesta); la misma música –o más bien las músicas, ya que una es exterior y la otra no; los sonidos (los pájaros, el ruido cósmico del mar) de donde queda excluido todo efecto realista (pasos, puertas, vasos): en este aspecto el film es mudo; las voces, por último, un cuádruple sistema de hablas sin relación entre sí: voces ‘presentes’ de los oficiantes; voces intemporales que a veces comentan el acontecimiento evocado en la imagen a la manera de un recitativo, cuyos encantamientos permiten el cruce incesante de las fronteras del tiempo y que, otras veces, meditan sobre la acción ya realizada; la voz de la ‘mendiga’ finalmente, presente-ausente –eterna, dado que es la inocencia y la desgracia del mundo que siempre sobreviven”.

Con tan sólo cuatro escenas en interiores (con cámaras fijas en pocos ángulos distintos), múltiples secuencias largas y lentas en exteriores de la naturaleza de Calcuta (lugar donde se desarrolla esta historia) y seis actores que entran y salen del encuadre, Marguerite Duras consigue proyectar un film en el que lo que no se dice es aún más importante que lo que se dice, ramificando así su complejidad interpretativa e imaginativa (esta historia tiene muchas otras historias que sólo se intuyen), algo que es muy difícil (creo yo: lo más difícil) de conseguir en el arte.

No hay que acercarse a este filme esperando una narración como a las que estamos acostumbrados, sino como si fuese una experiencia sensorial: sonidos, colores, figuras, ideas…

9.0
Francisco Negrete
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