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España España · Moaña
Voto de Bermu:
8
Comedia Un grupo de turistas americanas hace un viaje por Europa, que prevé la visita de una capital por día. Al llegar a París, se dan cuenta de que el aeropuerto es exactamente igual al de Roma, de que las carreteras son idénticas a las de Hamburgo y que las farolas guardan un curioso parecido con las de Nueva York. En resumidas cuentas, el escenario no cambia de una ciudad a otra. Y ya que no pueden conocer París, se conformarán con pasar ... [+]
13 de mayo de 2020
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tati nos vuelve a llevar al maravilloso y caótico mundo del señor Hulot, aunque en esta ocasión, por desgracia, no es el protagonista central de la historia, no se muestran esos gags tan hilarantes y divertidos que habíamos visto en sus anteriores trabajos, sobre todo en Las vacaciones del señor Hulot (1953) y en Mi tío (1958).

Realmente no hay personajes principales, sino que son los propios edificios y la ciudad de París el centro de la crítica en sí del propio Tati. Los diálogos a lo largo de la película son secundarios, puro ruido, no importan, simplemente son un elemento más como la música, los ruidos de los coches o de los muebles. Tati amplía los planos de tal manera que realmente el gag puede estar ocurriendo en cualquier parte del mismo, incluso en una primera visión de la película estoy seguro que se nos escapan muchos, pero lo hace a propósito, para que realmente nos fijemos en lo que él pretende, que nos centremos en la crítica que está buscando en cada momento determinado de la película.

El guión no existe en realidad en la película, sino que son una sucesión de escenas caóticas, la mayoría alargadas hasta la extenuación para mi gusto, prácticamente sin un nexo de unión, simplemente la turista americana joven y el propio señor Hulot. Es verdad que la falta de ese guión y la obsesión de alargar las escenas puede ocasionar que el espectador pierda la perspectiva de la propio idea de la película, incluso llegue a aburrirle, pero es verdad que al final es el cine que muestra siempre Tati, le guste a quien le guste.

Aunque evidentemente, no es tan entretenida y humorística como Mi tío (1958), para mí su mejor obra sin duda, Playtime no deja de ser una buena película donde Tati lleva si crítica un punto más allá, la retuerce un poco más si cabe, por encima de argumentos y personajes, creando un experimento social y arquitectónico. Para disfrutar sin duda.
Bermu
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