¡Qué grande es JOAQUIN PHOENIX¡ No debería resultar nada extraño hacer una afirmación como ésta y no solo después de ver el inmenso papelón que hace en JOKER, sino como homenaje al talento que tiene para echarse a la espalda personajes atípicos y a su camaleónica capacidad de metamorfosis. Si el año pasado lo veíamos cabalgar, grasiento y tosco, en la magnífica THE BROTHER SISTERS, un año después aparece famélico, enfermizo e histriónico; ¿O acaso pensaba alguien que GLADIATOR, SEÑALES, EL BOSQUE o WALK THE LINE iban a ser las películas que son sin tener el carisma de PHOENIX en los personajes de KOMODO, MERRILL, LUCIUS o JOHNNY CASH?

La transformación del atormentado ARTHUR FLECK en el demonio JOKER, es una de las mejores que recuerdo haber visto en el cine, con el permiso de NICHOLSON en EL RESPLANDOR, PERKINS en PSICOSIS, HOPKINS como HANNIBAL LECTER o MCVOY en MÚLTIPLE, solo por nombrar algunas de las más conocidas y lo que es mejor, o peor según se mire; ¡Le entendemos perfectamente! Porque no tenía otra alternativa que dejarse arrastrar por la locura con la que ha estado luchando toda su vida yendo de psiquiátrico en psiquiátrico y de fracaso en fracaso.

DC COMICS y WARNER no solo le ganan la partida al binomio MARVEL-DISNEY sacándose de la manga ésta carta ganadora con cara de saltimbanqui psicópata, sino que dan un puñetazo en la mesa a la misma concepción del universo superhéroe que había tocado fondo y se encontraba lastrado por su propio peso, así como por una condescendencia ciega.

JOKER es una apuesta inquietante y brillante que gracias a la inmensa labor de JOAQUIN PHOENIX, consigue que empaticemos y nos sintamos muy cerca de la tragedia de la locura.