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Voto de Jorge Capote Morcillo:
8
Thriller. Acción. Comedia Un veterano agente secreto inglés (Colin Firth) debe entrenar a un joven sin refinar (Taron Egerton), pero que promete convertirse en un competitivo agente gracias a un ultra-programa de entrenamiento, al mismo tiempo que una amenaza global emerge procedente de un genio retorcido. Adaptación del cómic de Mark Millar y Dave Gibbons. (FILMAFFINITY)
25 de abril de 2015
24 de 35 usuarios han encontrado esta crítica útil
http://cinefagosmuertos.com/criticas/preestrenos-kingsman-servicio-secreto-volaran-cabezas/

‘Mezclado, no agitado’. Permitidme que me tome la licencia de citar al gran James Bond para empezar a hablar de la nueva película de Matthew Vaughn, que tras saberse que no dirigiría ‘X-Men: Días del futuro pasado’, se unió de nuevo a Mark Millar (tras el gran éxito que supuso ‘Kick-Ass’) para adaptar un nuevo cómic del escritor escocés. Debo reconocer que desconozco ambas obras en las que están basadas, pero viendo las adaptacion, me atrevo a afirmar que ‘Kingsman: Servicio Secreto’ viene a contarnos el mundo del espionaje al igual que ‘Kick-Ass’ lo hacía del mundo de los superhéroes. Desde una perspectiva distinta, mezclando y no agitandola acción y la comedia, para darnos una película fresca y entretenida, que utiliza los tópicos propios del género que “parodian” en su beneficio y, sobre todo, se valen de la violencia para llamar la atención. Mucha violencia.

Y mucha mala leche. ‘Kingsman’ coge los elementos de la ecuación del género de espías y los da la vuelta y exagera para sorprender al espectador. Pero sobre todo esa mala leche. Hay muchas referencias a lo largo del filme a James Bond y las características propias de su cine. Un villano pintoresco, con intelecto privilegiado y con planes que afectan al mundo entero. Los trajes, de una calidad exquisita y que, de repente, mejoran la imagen del que lleva e incluso le añaden ‘modales’. Las chicas, representadas en una princesa sueca cuyo desenlace ha indignado a la mayoría que ha visto la película, pero que yo considero otra exageración más en los tópicos de las películas de James Bond.

Sin embargo, es un chiste referido a las iniciales JB lo que nos da la pista de por donde van los tiros en esta película. La figura del espía como ser todopoderoso, que solventa cualquier adversidad, se ve magnificado en una especie de dios “patea-culos”, cuyo desparpajo a la hora de soltar “tollinas a rodabrazo” (golpes a diestro y siniestro) no tiene parangón, haciendo de la matanza de sicarios todo un arte. Un arte nada sutil, que no se corta en mostrar sangre. Pero arte al fin y al cabo. Las iniciales JB no se refieren a James Bond, se refieren a otro espía que ha dado lugar a toda una legión de fans y cuya “grandeza” ha servido para formar parte de esa gran familia de personajes cuyo aura sirve como punto de referencia para chistes a su costa en Internet. Entre estos personajes nos encontramos a Chuck Norris, a Jordi Hurtado, o a Julio Iglesias. Podéis hacer divagaciones y contestar en los comentarios a quien me refiero. A lo mejor os lleváis un premio y todo.

La película funciona, sobre todo, por sus personajes. Colin Firth hace de un espía llamado Galahad que se encuentra resignado a vivir en el anonimato que su profesión conlleva, y vive atormentado por la pérdida de un compañero que le salvó la vida. Al mismo tiempo que el mundo se ve sumergido en una crisis a nivel global, un joven llamado Eggsy, descarriado pero con gran potencial, entra, junto con otros varios candidatos, a formar parte de un programa de entrenamiento cuyo ganador pasará a formar parte de la organización “ultra-secreta” a la que pertenece el personaje de Firth, una versión modernizada de los caballeros de la mesa redonda del rey Arturo.

Sin duda, el personaje que hará las delicias del espectador es el villano, interpretado por un Samuel L. Jackson hilarante, metido en la piel de un excéntrico billonario llamado Valentine con una visión distinta del futuro de la raza humana. La película se convierte desde el principio en un tira y afloja entre Galahad, su “troupe” y Valentine, dejando momentos para el recuerdo. Todo esto culminado por un espectáculo pirotécnico que es toda una declaración de intenciones con respecto a la política, la fama y su influencia en el mundo. Pero, sin duda, la gran sorpresa de ‘Kingsman’ es un joven Taron Egerton, que interpreta al joven candidato a espía.

Es curioso, hace pocos días se supo que Spiderman tendría su aparición en próximas películas de Marvel, y para ello se están buscando nuevos candidatos para hacer de trepamuros. Mark Millar propuso a este actor de inmediato, y la verdad es que tengo que darle la razón a Millar. No sólo por parecido físico, sino por carisma, Egerton haría un buen papel, y que valga de credenciales su papel en ‘Kingsman’, donde lleva el peso de su personaje con gracia y naturalidad.

Un Mark Strong y Michael Caine en estado de gracia. Una secuaz con espadas en vez de pies. Y un cameo “estelar” de Mark Hamill, que interpreta a un profesor que, en los cómics, lleva precisamente el nombre del actor, pero que en la película se llama de otra manera. Todos ellos, aspectos positivos del filme. Aunque no todo es color de rosa. Uno de los problemas que surgen en este tipo de obras, por mucho que las parodien, es que son demasiado previsibles y sabes desde un inicio lo que va a pasar. O, por lo menos, que por mucho que se tuerzan las cosas, todo acabará más o menos como se espera. Aún así, ‘Kingsman’ nos reserva un par de sorpresas, nada desdeñables, y nos demuestra que el tándem ‘Millar – Vaughn’ funciona a las mil maravillas.

Una gozada de película. Divertida, rebelde y sobre todo la mar de entretenida. No os hará mejores personas después de verla, pero para pasar un buen rato es muy recomendable. A los “fans” de ‘Kick-Ass’ os va a encantar. Y la banda sonora es una auténtica pasada. La música tiene una presencia muy importante en esta obra.
Jorge Capote Morcillo
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