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Voto de Jabi:
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Documental
Michael Moore vuelve a la carga con un documental que denuncia el sistema sanitario norteamericano; un sistema que, al no existir la sanidad universal, excluye a 50 millones de norteamericanos (que, o bien no tienen seguro de salud privado, o no pueden pagárselo) y que se basa en compañías privadas que buscan principalmente beneficios económicos y en aseguradoras que pagan bonos a los empleados que más rentabilidad les proporcionan al ... [+]
24 de junio de 2011
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Posiblemente los medios de comunicación y las distribuidoras dirán que este documental no está realizado para un público que no sea el de EEUU, pero hablar de la sanidad privada no es hacerlo sobre un tema localizado fuera de nuestras fronteras, sólo hay que ver las intenciones de muchos de nuestros gobernantes para darse cuenta de que quizá deberíamos fijarnos en los países dónde está implantada la sanidad privada para darnos cuenta de lo que significaría que servicios que deben ser públicos para garantizar la calidad de vida de todos (como la sanidad, la educación, los transportes, la comunicación, la alimentación, la vivienda o el acceso a la cultura y el ocio) queden en manos privadas.
Como se dice al principio del film, la película no sólo habla de los 50 millones de ciudadanos de EEUU que no pueden pagarse su atención médica, sino también de aquellos que aún pagándola, son olvidados. Gente que ha perdido a su cónyuge, o a sus hijos, porque hospitales y empresas privadas de salud no se hacen cargo de las personas que no puedan costearse el tratamiento. Gente que tiene que vender sus casas, o trabajar a los 79 años, para poder pagarse la asistencia sanitaria. La película denuncia el objetivo claro de estas empresas sanitarias: MAXIMIZAR LOS BENEFICIOS, y como ocurre siempre que esto atañe a un servicio público, aun a costa de la calidad de vida general. Para ello Moore viajará a Canadá, Francia e incluso a Cuba en un intento por mostrar a la sociedad norteamericana el buen estado de la asistencia médica universal de los países donde la sanidad es un derecho en el que la especulación y los beneficios privados no campan a sus anchas.
Moore tuvo muchos problemas para lograr mostrar su film. Un duplicado de la cinta original se dejó fuera de EEUU por si las autoridades estadounidenses hubiesen decidido confiscar la película. Y no es para menos ya que, como nos tiene acostumbrados, la película tiene la capacidad de meter el dedo en la llaga ahí donde hace falta, explicando las causas del porqué de este sistema tan excluyente y nefasto, y, culpando al gobierno de tal aberración. Poniendo nombre y apellidos a los sinvergüenzas que han aceptado sobornos de las grandes multinacionales médicas para que estas se puedan enriquecer (cargando incluso contra Hillary Clinton). Mostrando extrabajadores de las grandes aseguradoras que confirman, no poco avergonzados, que su trabajo consistía en eliminar posibles pacientes o buscar soluciones para dejarlos en la calle con su enfermedad. Si lo que dicen no es cierto las múltiples demandas que les deberían haber salpicado les habrían llevado a la cárcel.
Como se dice al principio del film, la película no sólo habla de los 50 millones de ciudadanos de EEUU que no pueden pagarse su atención médica, sino también de aquellos que aún pagándola, son olvidados. Gente que ha perdido a su cónyuge, o a sus hijos, porque hospitales y empresas privadas de salud no se hacen cargo de las personas que no puedan costearse el tratamiento. Gente que tiene que vender sus casas, o trabajar a los 79 años, para poder pagarse la asistencia sanitaria. La película denuncia el objetivo claro de estas empresas sanitarias: MAXIMIZAR LOS BENEFICIOS, y como ocurre siempre que esto atañe a un servicio público, aun a costa de la calidad de vida general. Para ello Moore viajará a Canadá, Francia e incluso a Cuba en un intento por mostrar a la sociedad norteamericana el buen estado de la asistencia médica universal de los países donde la sanidad es un derecho en el que la especulación y los beneficios privados no campan a sus anchas.
Moore tuvo muchos problemas para lograr mostrar su film. Un duplicado de la cinta original se dejó fuera de EEUU por si las autoridades estadounidenses hubiesen decidido confiscar la película. Y no es para menos ya que, como nos tiene acostumbrados, la película tiene la capacidad de meter el dedo en la llaga ahí donde hace falta, explicando las causas del porqué de este sistema tan excluyente y nefasto, y, culpando al gobierno de tal aberración. Poniendo nombre y apellidos a los sinvergüenzas que han aceptado sobornos de las grandes multinacionales médicas para que estas se puedan enriquecer (cargando incluso contra Hillary Clinton). Mostrando extrabajadores de las grandes aseguradoras que confirman, no poco avergonzados, que su trabajo consistía en eliminar posibles pacientes o buscar soluciones para dejarlos en la calle con su enfermedad. Si lo que dicen no es cierto las múltiples demandas que les deberían haber salpicado les habrían llevado a la cárcel.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Asombroso el viaje final de Moore a Cuba con algunos enfermos curables pero desatendidos por no tener recursos económicos. Un dantesco recorrido por Guantánamo y la Cuba prohibida donde los pacientes pudieron comprobar el sistema médico infinitamente mejor de la isla: “Que un medicamento valga aquí 50 centavos y en mi país me cueste 120 dólares es un insulto a nuestra nación” dice una señora con una enfermedad en el pulmón entre lágrimas… Y es cierto, es un insulto.