Le podría dar más nota, pero solo un cuatro. El motivo principal es que la película comete muchos errores pero hay uno que pasa por ser un pecado capital.
Los precedentes nos dicen que se pueden hacer películas y peliculones de las leyendas artúricas (desde Excálibur hasta comedias como Los caballeros de la mesa cuadrada o El primer caballero) pero incluso habiéndose hecho películas malas sobre las leyendas artúricas, lo que no tiene un pase es hacer películas anodinas. Y ésta es una película que aunque a ratos pueda ser entretenida (o sin el a ratos), es una película del montón, vulgar, sin personalidad. Os aseguro que acabará la película y nadie se acordará de Merlín y que os costará asociar a Owen como el Rey Arturo. Y si bien el reparto roza lo espectacular (se cuelan hasta Skarsgard o Mikkelsen entre otros) el trío protagonista no tiene gancho en la película. Parece que estén rodando una película diferente.

Fuqua, quien ha demostrado ser un hábil director y con personalidad, parece que aquí desaparece en favor del famoso productor Bruckheimer quien realiza un cine muy suyo (cine que o odias o adoras y yo entro en el primer grupo). Y aquí además parece que quieran vivir de las riendas de Gladiator (mismo género, recuperan hasta uno de sus guionistas e incluso recuperan a Zimmer quien hace otra aburrida, una más, banda sonora carente de personalidad).

Llamadme estirado, pero después de ver Excalibur necesito o escuchar a Wagner en una película artúrica o que su música cuadre en la película. Aquí resulta imposible del todo porque no hay leyendas artúricas, hay una aproximación histórica (mentira absoluta) a la figura de Arturo y si bien eso puede resultar interesante también es cierto que mata cualquier tipo de magia en la película.