Hubo un tiempo en que "Un americano en Paris" era el prime time de una televisión generalista. Por aquel entonces nos quejábamos de que no había opciones ni variedad. Se podía ver en horario de máxima audiencia arte en estado puro. Arte puro pués en esta obra del séptimo arte confluyen todas las especialidades artísticas. La música, la danza, la arquitectura, la pintura, la escritura, la interpretación, todas están representadas en "Un americano en París" a un altísimo nivel.
Un inicio, con una presentación de personajes maravillos (demuesttra que Scorsese no inventó la variedad de voces en off para narrar), y un final que no se ha superado, en respuesta americana al gran ballet de "Las zapatillas rojas", tiene un desarrollo con momentos inolvidables como el "I got rythm" o "It's wonderful" que la convierten en una de las cotas del musical.
Si no fuera porque la historia de amor es un poco precipitada, parecida al enamoramiento de "un día en Nueva York" y justo un año más tarde Gene Kelly llegó a la cota máxima del género, ésta sería sin dura el primer musical, no sólo el que vi primero, sino el más grande.