Nunca me sentí demasiado interesado en la leyenda artúrica hasta que vi "Camelot". Este ejemplo de lo que era para mi el cine de sobremesa de "Sesión de tarde" nunca me resultó demasiado estimulante. No le supe ver su pasión ni su espectacularidad, más allá de la tremenda banda sonora de Miklos Rozsa, que usaría con variantes más brillante para su magistral "Ben-hur".

La he vuelto a ver para ver hasta que punto está contada la historia del mito de Arturo, y la verdad es que no está mal, pero me sigue sin funcionar. La estética de la Metro, en el que la Edad Media es tan limpia, los personajes van tan bien vestidos y los peinados son tan maravillosos no le sienta bien. Lo que es perfecto para musicales o para comedias no es igual de gratificante en historias que no deberían ser tan camp, y ésta es una de ellas.
En cambio me encanta "Scaramouche" y "Los tres mosqueteros", quizá porque está más exagerado y su trasfondo tiene más malicia.