La única vez en mi vida que me he salido de una sala de cine fue con la celebérrima pero a la vez nauseabunda “2046”. Y eso que tengo el listón de aguante terriblemente alto, pero aquello superaba completamente la capacidad humana medianamente racional y entroncaba con los misterios de las caras de Bélmez.

Evidentemente cuando comencé a visionar “Ángeles caídos” me esperaba lo peor al venir de la mano del mismo director, Wong Kar-Wai, que por otra parte debería dar gracias a Dios todos los días por haber nacido en esta época.

En sí la película tiene poco que comentar, cualquier vídeo de los Ramstein es bastante mejor y solamente quería apuntar que la voz en off es un recurso cinematográfico bastante pobre que sólo se debe de utilizar si la complejidad y profundidad de lo que se cuenta dificulta la dramatización. Como cualquiera sabrá en este caso no es así y los actores por muy malos que sean –que lo son- podrían hacer un pequeño esfuerzo.

Para que la vulgarización de la voz en off funcione y se pueda usar en sentido popular hay que ser un maestro al estilo de Martin Scorsese y evidentemenbte no es el caso del señor Hong Kong Fui que a mi juicio ha visto menos cine que yo patinaje artístico. Eso sí, vídeoclips seguro que ha visto un montón.

Y vamos con una reflexión sobre todo esto. Yo no tengo la culpa que el establisment cinematografico esté controlado por una banda de invertidos muy peligrosas que hacen que conviertan en obra de culto a cualquier boñiga de vaca.

No, miren ustedes, atravesamos la mayor crisis artística –en todas las áreas- de toda la historia de la humanidad, no en cantidad de producción desde luego sino en calidad. Y la culpa la tiene el éxito de la democracia. Antes el artista era una minoría, y raramente se podían encontrar malas obras. Hoy ya no pasa eso, se produce de forma industrial todo, desde conciertos, museos y todo tipo de representación tiene su hueco en cualquier pueblecito de occidente. La degradación es el paso siguiente.

Con la llegada de las nuevas tecnologías el arte ha muerto. Lo terminan por desnaturalizar todo y lo computerizan de una forma y manera grotesca técnicos y especialistas que no son en ningún caso artistas. La cultura de los directores de cine hoy en día es pareja a la de muchos estudiantes de bachillerato.

El problema es que mucha gente vive de esto y no van a decir que casi todo lo que se vende es una gran mierda porque de lo que se trata es que consumamos.

Nadie duda que el siglo XXI será asiático por muchos motivos evidentes pero eso no significa que como europeo pierda mi sentido estético heredado de más de 2.000 años y me pase a la moda snob.