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Voto de vircenguetorix:
7
8,0
6.391
Bélico. Drama
Relato sobre los orígenes, el desarrollo y el fin del enfrentamiento entre el Frente de Liberación Nacional (FLN) de Argelia y las autoridades coloniales francesas en la Guerra de Independencia de Argelia (1954-1962). El protagonista, Ali La Pointe, es uno de los más destacados activistas de la Casbah de Árgel.
18 de abril de 2008
95 de 173 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay dos formas de valorar “La batalla de Argel”. Una es como obra artística, sin más componentes. Esa es la que les gusta a mucho snobs cuando hablan del Potemkin o del nacimiento de una nación. Si solamente me quedo en ese nivel, totalmente superfluo tengo que decir que estamos ante una película descomunal, inigualable en su estilo y en su forma, que supone mayor realismo que el neorrealismo. En este capítulo Gillo Pontecorvo se lleva mi sobresaliente.
Pero vamos más allá. La intencionalidad de la obra, los motivos, los fines, a quien trata de convencer, a quien trata de combatir, que verdad nos quiere vender... el que no pase a este nivel se quedará con los anfibios en el estado evolutivo.
Y aquí es donde tengo que ser mucho más crítico con esta obra. Voy hacer dos análisis, el de la película y el de la persona. Vamos con ellos.
En primer lugar se dice por parte de algunos que la película es más o menos imparcial. Esto es claramente falso, es más no lo es en ningún momento. Los paracaidistas franceses son los torturadores, mientras que los atentados de FLN, son mucho menos crueles. Incluso cuando estos vuelan un bar, la música es de intriga, y no hay apenas primeros planos de los cadáveres, a colación la masa de energúmenos franceses enseguida apalean a cualquier árabe viejo o niño que encuentren para provocar rechazo en el espectador, por el contrario en la voladura de la casa de la Casbah la música es dramática y se recrea bien en la sangre. Presenta a los dos sociedades de forma contrapuesta, los argelinos humillados y trabajadores, los franceses opulentos, racistas y ociosos. El millón de franceses que vivía allí no se dedicaban sólo a ir a las carreras de caballos o bailar en las discotecas, eran ingenieros, taxistas, profesores, abogados, médicos, electricistas, transportistas, pescadores...
Borra por completo las coacciones, amenazas y asesinatos del FLN a la población argelina que no siguiese sus instrucciones (sólo aparece un tipo presentado como despreciable que trapichea con droga). Obvia también las decenas de miles de argelinos que apoyaron a los franceses, los llamados harkis, que luego fueron castigados y fusilados impunemente después de la retirada francesa. Olvida varias cosas más, como que después de la independencia –donde termina la película y parece que llega la libertad- se instauró una dictadura de partido único en Argelia, y donde las purgas internas estuvieron presentes día sí día también. E incluso no explica a los espectadores que Argelia no es más que un producto de la Francia colonial, de territorios muy dispersos conocido como las Argelias (el Argerois, el Aurés, Constantina, la Kabylia, la Oranie, la Saida y la Tiaret), que si tienen unidad hoy en día fue gracias a Francia que las convirtió en una única provincia francesa.
Pero vamos más allá. La intencionalidad de la obra, los motivos, los fines, a quien trata de convencer, a quien trata de combatir, que verdad nos quiere vender... el que no pase a este nivel se quedará con los anfibios en el estado evolutivo.
Y aquí es donde tengo que ser mucho más crítico con esta obra. Voy hacer dos análisis, el de la película y el de la persona. Vamos con ellos.
En primer lugar se dice por parte de algunos que la película es más o menos imparcial. Esto es claramente falso, es más no lo es en ningún momento. Los paracaidistas franceses son los torturadores, mientras que los atentados de FLN, son mucho menos crueles. Incluso cuando estos vuelan un bar, la música es de intriga, y no hay apenas primeros planos de los cadáveres, a colación la masa de energúmenos franceses enseguida apalean a cualquier árabe viejo o niño que encuentren para provocar rechazo en el espectador, por el contrario en la voladura de la casa de la Casbah la música es dramática y se recrea bien en la sangre. Presenta a los dos sociedades de forma contrapuesta, los argelinos humillados y trabajadores, los franceses opulentos, racistas y ociosos. El millón de franceses que vivía allí no se dedicaban sólo a ir a las carreras de caballos o bailar en las discotecas, eran ingenieros, taxistas, profesores, abogados, médicos, electricistas, transportistas, pescadores...
Borra por completo las coacciones, amenazas y asesinatos del FLN a la población argelina que no siguiese sus instrucciones (sólo aparece un tipo presentado como despreciable que trapichea con droga). Obvia también las decenas de miles de argelinos que apoyaron a los franceses, los llamados harkis, que luego fueron castigados y fusilados impunemente después de la retirada francesa. Olvida varias cosas más, como que después de la independencia –donde termina la película y parece que llega la libertad- se instauró una dictadura de partido único en Argelia, y donde las purgas internas estuvieron presentes día sí día también. E incluso no explica a los espectadores que Argelia no es más que un producto de la Francia colonial, de territorios muy dispersos conocido como las Argelias (el Argerois, el Aurés, Constantina, la Kabylia, la Oranie, la Saida y la Tiaret), que si tienen unidad hoy en día fue gracias a Francia que las convirtió en una única provincia francesa.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Hablemos ahora de Pontecorvo. Primero decir que no deja de tener un punto de cobardía muy grande. Es muy fácil hacer una película italiana poniendo a parir a los franceses en su etapa colonial argelina y que te den el León de Oro en Venecia. Otra cosa es que hubiera elegido el periodo colonial italiano en Libia, Albania o Etiopía... claro no hubiera vuelto a rodar en su país, y de premios ninguno.
Pero es que hay más, podía elegir cualquiera de las opresiones que decenas de pueblos del mundo sufrían por la presencia del stalinismo en sus territorios, Praga, Budapest, Afganistán, Camboya, Alemania del Este, Cuba... pero es que Pontecorvo es comunista claro... no todos los imperialismos deben ser iguales de malos para él.
Y voy a ir aún más lejos. Podía haber elegido la lucha del pueblo palestino contra la opresión de Israel que por aquel entonces era tremenda, pero Pontecorvo como buen judío nunca tocará a los suyos.
Por lo tanto en sus películas criticará a los franceses, americanos, españoles, alemanes... eso sí, a los judíos, comunistas e italianos ni tocarlos, que con el pan de casa no se juega, claro está. Por eso es un cobarde.
Más allá de este sucinto análisis, que daría para muchos folios y folios más, “La batalla de Argel” es un documento de un valor inagotable, que genera un debate de una riqueza inusual en el cine (normal que en su momento la proyectaran en “La Clave” de Balbín) pero que siempre estará marcada porque en realidad no la mueve el amor (hacia el pueblo argelino o la causa de algunos pueblos después de la SGM) sino el odio hacia los estados democráticos occidentales, que con sus muchos defectos, han funcionado bastante mejor que cualquier dictadura comunista que haya existido jamás.
Y como decía la canción, hasta mañana Rebeca.
Nota: 7,4
Pero es que hay más, podía elegir cualquiera de las opresiones que decenas de pueblos del mundo sufrían por la presencia del stalinismo en sus territorios, Praga, Budapest, Afganistán, Camboya, Alemania del Este, Cuba... pero es que Pontecorvo es comunista claro... no todos los imperialismos deben ser iguales de malos para él.
Y voy a ir aún más lejos. Podía haber elegido la lucha del pueblo palestino contra la opresión de Israel que por aquel entonces era tremenda, pero Pontecorvo como buen judío nunca tocará a los suyos.
Por lo tanto en sus películas criticará a los franceses, americanos, españoles, alemanes... eso sí, a los judíos, comunistas e italianos ni tocarlos, que con el pan de casa no se juega, claro está. Por eso es un cobarde.
Más allá de este sucinto análisis, que daría para muchos folios y folios más, “La batalla de Argel” es un documento de un valor inagotable, que genera un debate de una riqueza inusual en el cine (normal que en su momento la proyectaran en “La Clave” de Balbín) pero que siempre estará marcada porque en realidad no la mueve el amor (hacia el pueblo argelino o la causa de algunos pueblos después de la SGM) sino el odio hacia los estados democráticos occidentales, que con sus muchos defectos, han funcionado bastante mejor que cualquier dictadura comunista que haya existido jamás.
Y como decía la canción, hasta mañana Rebeca.
Nota: 7,4