Veo “El placer de los extraños”. Año 1990. De Paul Schrader. Con guión de Harold Pinter, sobre una novela de Ian McEwan.
Con esas dos premisas no es de extrañar que sea una película asfixiante. Opresiva. Oscura. En la que la violencia está presente desde el principio aunque no se vea explícita. Desasosegante. Con influencia evidentísima de Muerte en Venecia de Visconti. No sólo porque radique ahí la acción, sino porque la puesta en escena es claramente imitativa. Me parece curioso que para contar algo muy simple- la psicopatía de un loco- se ponga en escena todo este aparataje. Quiero decir; la película está bien hecha, no se pierde en ningún momento la tensión narrativa, la opresividad etc, en lo que influye una música -de Angelo Badalamenti- que siempre “ puntúa” las escenas, pero la trama por así decir es más simple que un cubo: pareja de turistas idiotas cae en la red de un psicópata con mujer sumisa. Punto.
Con todo eso tiene una extraña belleza. Un punto de gore gótico que fascina.
A McEwan sólo le leí “ Solar”. Me aburrió una barbaridad; pero ese gusto por el mal ya me dejó extrañada. No he vuelto a leerlo; su acercamiento al Mal no me gusta, no me parece “sano” para entendernos. Creo que me explico. En la película me ha pasado lo mismo.