¿Somos realmente dueños de nuestro destino? Esa es la propuesta que nos formula esta película, en la que las segundas oportunidades se concretan en la vida de un chico que piensa que volviendo atrás podría enderezar su vida sentimental. Cuántas veces habremos pensado en si yo hubiera hecho o dicho esto o lo otro, o si lo hubiera dejado de decir o hacer… Bien, pues el protagonista va tener la oportunidad de comprobar el resultado de su nuevo proceder (una decisión también un tanto peculiar).

Quizá podría parecer una comedia romántica más, pero algunos detalles le dan un toque especial: determinadas alusiones al Quijote, la búsqueda de metáforas con determinados objetos y un hilo conductor sólido, es decir, la fantasía sólo aparece en el momento justo y necesario. También (nunca pensé que diría esto) es destacable la aparición de Penélope Cruz, que aunque con un autodoblaje pésimo, no se puede negar que sólo con su fotogenia eleva el conjunto.

Probablemente le habría dado un siete de no ser por el más que discreto reparto masculino, y por el rol de la amiga de la protagonista, que es más un pegote que otra cosa. En cualquier caso, me lo pasé muy bien y me parece que está mucho mejor que muchas otras de su género, con mayor presupuesto pero menos ideas.