Me hubiera gustado leer el libro antes de escribir esta reseña, sin embargo, apenas he podido conseguirlo, ya que gracias al éxito de la serie ahora se encuentra en las librerías la llamativa edición en español de Wayward Pines. Al menos puedo decir que en otros espacios podré escribir sobre el texto y la serie y, en últimas, sobre la adaptación.
No me queda duda de que la ambientación de la serie sí es realmente buena. La vida en este pueblo, tan cercano en su fisonomía al pueblo ficticio de Twin Peaks, transcurre con un aire casi mítico, pero con una condición especial y que oscila entre la distopía y la ambientación romántica de corte histórico. Es difícil no engancharse con este producto. El personaje interpretado por Matt Dillon, Ethan Burke, es un buen guía narrativo, pues las dificultades que él atraviesa son las mismas que vamos atravesando los espectadores. Lo que él desconoce, lo que a él intriga, es lo mismo que nos ata a la silla para esperar bajo el mandato del "vamos a ver qué pasa".
Y luego aparece la ciencia ficción, y una dosis de fantasía que seguramente aterra y conecta con públicos juveniles, para ir configurando la arquitectura de este relato que, al terminar la primera temporada, apenas comienza.