Película obligada. En tiempos egoístas y mezquinos, como dice una canción de Fito Páez, este filme resulta ser una muestra clara de cómo nos encontramos dispuestos en el planeta. Los personajes van a realizar su tránsito de la desesperación a la calma, de la calma a la desolación, de la desolación al amistad, y de la amistad al amor como piezas simbólicas de lo que hoy es el río de la existencia.
El drama y la crudeza de este Tyrannosaur lo llevarán a tenerse como referencia en el futuro de lo que es la concepción de un nuevo clásico. Las actuaciones, ¡impresionantes! Peter Mullan, Olivia Colman y Eddie Marsan están como para recibir sendos honores por un trabajo realmente soberbio.