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España España · Granada
Voto de Garzía:
6
Thriller. Drama Boston, años 70. El agente del FBI John Connolly (Joel Edgerton) convence a Whitey Bulger (Johnny Depp), un mafioso irlandés que acaba de salir de la cárcel, para que colabore con el FBI con el fin de eliminar a un enemigo común: la mafia italiana. Esta nefasta alianza provoca una espiral de violencia que permite a Whitey eludir el control de la ley, consolidar su poder y convertirse en uno de los más implacables y poderosos gangsters ... [+]
29 de octubre de 2015
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay un interesante e inquietante problema con la mayoría de las películas de mafiosos que no llevan el sello de Martin Scorsese, y es que pasan al olvido más profundo, y no consiguen mantener la viveza en nuestra memoria como lo hicieron en su día ‘Uno de los nuestros’ y/o ‘Casino’. La mayoría de estas nuevas películas se centran en la brutalidad constante en sus escenas y en rodear al protagonistas del aura de protección y soberbia con la que afronta sus días, quedando como resultado en la mayoría de las ocasiones, una película vacía y con unas interpretaciones para no recordar. Así iba encaminada ‘Black Mass: Estrictamente criminal’, y no es que su historia haga mucho por mejorarlo. El biopic no trasciende a un ritmo vertiginoso como para materializar la historia de seis, ocho o diez años en poco más de dos horas; al contrario de ello, se pierde en un tedioso instante que resulta ser más largo de lo que se desea en algún momento cercano a la mitad de la película, y que no consigue remontar hasta un final que, en este caso, vuela por encima de nuestro entendimiento. Aun así, se consigue mantener una linea de vitalidad en medio de este pequeño infarto, y Scott Cooper consigue así contarnos esta historia de una manera torpe, pero aceptable.
Si bien es verdad, la ambientación de dicho Boston, o el elevado nivel de la recreación de la década son una delicia, aunque podamos echar algo de menos una música propia del momento, para afianzar el vínculo temporal en el cual hemos de situarnos. Pero hay algo en la película que hace perdonarlo todo: Johnny Depp, el cual parece haber dejado al fin su maratoniana travesía buscando una película que lo vuelva a elevar en la cúspide de aquellos actores por los cuales te peleas. La brutalidad suya en pantalla solo es comparable al escalofrío que sus ojos azules regalan al espectador, y eso es algo que no se le recordaba desde, posiblemente, ‘Donnie Brasco’ -entre mafiosos anda el juego…- o yendo un poco más allá, su interpretación como Dean Corso en ‘La novena puerta’. En definitiva, merece comentarios aparte, y se confecciona a si mismo como el verdadero sostén de una cinta que viaja a caballo entre lo que podía haber sido, y lo que no le han dejado ser.
Por tanto, la película fuera de dicha interpretación queda fría, y parece ser un esperpento de imágenes que desafían la conexión y la lógica entre si, convirtiendo a Scott Cooper en un bailarín en mitad de un ritmo que no conoce; donde la fuerza y fiereza en los asesinatos, la falta de imágenes en otros asuntos y el hecho de que se mezclen los departamentos entre los que se maneja la historia de una manera tan violenta consiguen una pequeña parte de pérdida en el espectador. Eso sí, la película merece la pena, desde la sobriedad de su elenco de protagonistas hasta ese “punto” que le falta para ser cercana a la comparación con las demás cintas de mafiosos de las cuales hemos hablado, y todo este potencial grado de salvación y disfrute de la misma es culpa de un Johnny Depp para el que volver a colocar la idea de favorito para los Oscars no es tan descabellado.

MagaZinema.es.
Garzía
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