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Voto de Manospondylus:
5
6,4
74.468
Fantástico. Aventuras. Drama
Las tediosas vacaciones en casa de sus tíos todavía no han acabado y Harry se encuentra más inquieto que nunca. Apenas ha tenido noticias de Ron y Hermione y presiente que algo extraño está sucediendo en Hogwarts. En efecto, cuando por fin empieza el curso, sus temores se hacen realidad. El Ministerio de Magia niega que Voldemort haya regresado e inicia una campaña de desprestigio contra Harry y Dumbledore, encomendando a la horrible ... [+]
20 de noviembre de 2016
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Después de Columbus, Cuarón y Newell, Warner Bros puso al poco conocido David Yates al frente de las películas de Harry Potter. Antes de La Orden del Fénix, Yates sólo había dirigido telefilmes y episodios de series de TV; y esa falta de experiencia en la dirección de superproducciones se nota demasiado.
Aunque buena parte del fandom de Harry Potter considera El Misterio del Príncipe (también de Yates) como la peor película de la saga (debido a que incluye mucho amorío adolescente estúpido y se deja fuera importantes fragmentos del pasado de Tom Riddle, entre otras cosas), lo cierto es que la 6ª entrega cuenta con una fotografía espectacular, una maravillosa banda sonora y un buen manejo del drama. Algo es algo. La Orden del Fénix, por el contrario, no destaca absolutamente en nada.
Ya desde el tercer acto de la cinta precedente, El Cáliz de Fuego, la saga de Harry Potter deja completamente atrás su inocencia inicial y se vuelve mucho más sombría y trágica. Sin embargo, Yates se muestra aquí incapaz de manejar el drama, errando completamente a la hora de plasmar el suceso más importante de esta 5ª entrega (ese relacionado con cierto velo). Tampoco muestra mucha maestría a la hora de rodar las secuencias de acción, que son caóticas y confusas.
La película no comienza mal, pese a lo exagerado y sobreactuado de las provocaciones de Dudley, pero, a partir de ahí, el ritmo decae y la historia se va volviendo más pesada. La trama (ya desde el libro) repite el esquema típico en las aventuras del joven mago: comienza en la casa de los Dursley (parte omitida en el anterior filme), regreso al mundo mágico, vuelta a Hogwarts donde se desarrolla casi toda la cinta hasta llegar al clímax (que no tiene por qué acontecer en dicha escuela). Una dificultad añadida es que La Orden del Fénix es, con diferencia, la novela más larga de Harry Potter, aunque también es cierto que buena parte de lo que en ella ocurre puede ser eliminado sin problemas, y así se ha hecho. No aparece nada del Hospital San Mungo y, si bien es una lástima no volver a ver a Lockhart, ello no afecta demasiado al desarrollo de la trama. Aún así, hay momentos de cierta importancia por los que se pasa muy por encima. Sin embargo, el principal problema es la forma en la que se abordan los sucesos de más trascendencia, incluyendo el desenlace.
Después del inicio (ya digo, no es un mal comienzo), volvemos a ver a Gary Oldman como Sirius Black y a David Thewlis como Remus Lupin, ambos tan acertados como en El Prisionero de Azkaban (una pena que no aparezca Buckbeak). Toda la parte del Ministerio de Magia cumple, en parte por el buen diseño del set, y en parte por la actuación de Michael Gambon (Dumbledore) e Imelda Staunton, que interpreta por primera vez a la odiosa Dolores Umbridge. Precisamente, el personaje de Umbridge es uno de los mejor representados y más fieles al libro, y se le llega a coger asco (que es lo que se pretende). Desafortunadamente, la parte de Hogwarts es sorprendentemente tediosa y lo único destacable son, de nuevo, Imelda Staunton e Evanna Lynch como una perfecta Luna Lovegood (otro personaje intachablemente encarnado). Otra incorporación es Helena Bonham Carter como una exagerada e histriónica Bellatrix, mano derecha de Voldemort. Esta Bellatrix se aleja de la fanática de las novelas, pareciendo más una simple pirada de risa estridente, lo que resulta decepcionante (prácticamente el mismo caso que con Barty Crouch Jr. en El Cáliz de Fuego).
La lista de desviaciones respecto a los libros es larga. Los mortífagos voladores, el velo que no es tal cosa, el Avada Kedavra que nunca debió serlo (y que no mata en el acto), que Harry no se cuestione qué es la muerte... son sólo algunos de los cambios sin sentido, pero hay muchos desaciertos y muy variados.
Por algún motivo, Yates y Goldenberg (guionista) añaden (o acentúan) cierta "seducción del lado oscuro" que recuerda poderosamente a Star Wars. Por supuesto no tardaron en surgir comparaciones entre ambas sagas, y esa manía de Yates de mostrar los conjuros y maldiciones como rayos de luz verde y roja chocando no ayuda nada (algo que ocurre alguna vez en los libros y de lo que en las películas se abusa). Además, la historia toca el tema de la manipulación de los medios de comunicación (en este caso, un diario del mundo mágico que niega el regreso de Voldemort), pero, una vez más, Yates opta por la peor opción y llena la película absurdos periódicos (típica escena en la que entra un periódico tras otro para mostrar los titulares), un recurso manido como pocos. Además, La Orden del Fénix debería mostrar la relación entre Harry y Cho, reducida en la película a un par de besos, tristes, fríos y distantes, bajo el muérdago (cliché ridículo que viene del libro), quedando como algo tan innecesario como forzado y risible. Y, por último, está ese momento del velo, el clímax de la cinta, horriblemente llevado, con cambios innecesarios, una mala recreación de ese escenario, un montaje extraño, un combate fugaz y un dramatismo nulo. Sin duda el peor fallo de todo el largometraje y el que casi lo echa a perder por completo.
(Continúa abajo, sin spoilers)
Aunque buena parte del fandom de Harry Potter considera El Misterio del Príncipe (también de Yates) como la peor película de la saga (debido a que incluye mucho amorío adolescente estúpido y se deja fuera importantes fragmentos del pasado de Tom Riddle, entre otras cosas), lo cierto es que la 6ª entrega cuenta con una fotografía espectacular, una maravillosa banda sonora y un buen manejo del drama. Algo es algo. La Orden del Fénix, por el contrario, no destaca absolutamente en nada.
Ya desde el tercer acto de la cinta precedente, El Cáliz de Fuego, la saga de Harry Potter deja completamente atrás su inocencia inicial y se vuelve mucho más sombría y trágica. Sin embargo, Yates se muestra aquí incapaz de manejar el drama, errando completamente a la hora de plasmar el suceso más importante de esta 5ª entrega (ese relacionado con cierto velo). Tampoco muestra mucha maestría a la hora de rodar las secuencias de acción, que son caóticas y confusas.
La película no comienza mal, pese a lo exagerado y sobreactuado de las provocaciones de Dudley, pero, a partir de ahí, el ritmo decae y la historia se va volviendo más pesada. La trama (ya desde el libro) repite el esquema típico en las aventuras del joven mago: comienza en la casa de los Dursley (parte omitida en el anterior filme), regreso al mundo mágico, vuelta a Hogwarts donde se desarrolla casi toda la cinta hasta llegar al clímax (que no tiene por qué acontecer en dicha escuela). Una dificultad añadida es que La Orden del Fénix es, con diferencia, la novela más larga de Harry Potter, aunque también es cierto que buena parte de lo que en ella ocurre puede ser eliminado sin problemas, y así se ha hecho. No aparece nada del Hospital San Mungo y, si bien es una lástima no volver a ver a Lockhart, ello no afecta demasiado al desarrollo de la trama. Aún así, hay momentos de cierta importancia por los que se pasa muy por encima. Sin embargo, el principal problema es la forma en la que se abordan los sucesos de más trascendencia, incluyendo el desenlace.
Después del inicio (ya digo, no es un mal comienzo), volvemos a ver a Gary Oldman como Sirius Black y a David Thewlis como Remus Lupin, ambos tan acertados como en El Prisionero de Azkaban (una pena que no aparezca Buckbeak). Toda la parte del Ministerio de Magia cumple, en parte por el buen diseño del set, y en parte por la actuación de Michael Gambon (Dumbledore) e Imelda Staunton, que interpreta por primera vez a la odiosa Dolores Umbridge. Precisamente, el personaje de Umbridge es uno de los mejor representados y más fieles al libro, y se le llega a coger asco (que es lo que se pretende). Desafortunadamente, la parte de Hogwarts es sorprendentemente tediosa y lo único destacable son, de nuevo, Imelda Staunton e Evanna Lynch como una perfecta Luna Lovegood (otro personaje intachablemente encarnado). Otra incorporación es Helena Bonham Carter como una exagerada e histriónica Bellatrix, mano derecha de Voldemort. Esta Bellatrix se aleja de la fanática de las novelas, pareciendo más una simple pirada de risa estridente, lo que resulta decepcionante (prácticamente el mismo caso que con Barty Crouch Jr. en El Cáliz de Fuego).
La lista de desviaciones respecto a los libros es larga. Los mortífagos voladores, el velo que no es tal cosa, el Avada Kedavra que nunca debió serlo (y que no mata en el acto), que Harry no se cuestione qué es la muerte... son sólo algunos de los cambios sin sentido, pero hay muchos desaciertos y muy variados.
Por algún motivo, Yates y Goldenberg (guionista) añaden (o acentúan) cierta "seducción del lado oscuro" que recuerda poderosamente a Star Wars. Por supuesto no tardaron en surgir comparaciones entre ambas sagas, y esa manía de Yates de mostrar los conjuros y maldiciones como rayos de luz verde y roja chocando no ayuda nada (algo que ocurre alguna vez en los libros y de lo que en las películas se abusa). Además, la historia toca el tema de la manipulación de los medios de comunicación (en este caso, un diario del mundo mágico que niega el regreso de Voldemort), pero, una vez más, Yates opta por la peor opción y llena la película absurdos periódicos (típica escena en la que entra un periódico tras otro para mostrar los titulares), un recurso manido como pocos. Además, La Orden del Fénix debería mostrar la relación entre Harry y Cho, reducida en la película a un par de besos, tristes, fríos y distantes, bajo el muérdago (cliché ridículo que viene del libro), quedando como algo tan innecesario como forzado y risible. Y, por último, está ese momento del velo, el clímax de la cinta, horriblemente llevado, con cambios innecesarios, una mala recreación de ese escenario, un montaje extraño, un combate fugaz y un dramatismo nulo. Sin duda el peor fallo de todo el largometraje y el que casi lo echa a perder por completo.
(Continúa abajo, sin spoilers)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
A su favor hay que resaltar que es la película que más respeta la apariencia de Hogwarts en su predecesora. Sólo hay algún ligerísimo cambio en la forma de algunas torres que se vuelven más agudas. Por lo demás, el castillo y las tierras que lo rodean son las mismas (en el caso de las localizaciones, han reutilizado deficientemente una toma aérea del lago vista en El Prisionero de Azkaban, modificando los colores para oscurecerla).
En cuanto a los efectos y personajes digitales hay de todo un poco, como suele ser habitual en la franquicia (excepto en la 1ª, cuyo CGI es un espanto casi de principio a fin). Junto a thestrals mejorables y centauros artificiales (también hay otro personaje digital que deja mucho que desear) tenemos unos hechizos espectaculares en el gran duelo de la película (en especial el agua y el fuego).
Hay un ligero cambio en el diseño de los dementores (y no a mejor), así como en el mismísimo Lord Voldemort (de nuevo, sutil y no a mejor), cuyo aspecto pasa de perturbador a exagerado y casi ridículo al acentuar más su palidez, resaltar el ceño y modificar sus labios. El inquietante Ralph Fiennes sin nariz visto en el Cáliz de Fuego casi se convierte en un monstruo de cine con muy poco de humano y, aunque es cierto que en las novelas se describe a Voldemort como un engendro de apariencia cadavérica, ojos rojos, sin nariz ni labios, este nuevo diseño, por excesivo, no termina de funcionar del todo en pantalla. La única mejora en Voldemort es la sustitución de esa lengua bífida (humana, pero como partida) que muestra en El Cáliz de Fuego, por una normal.
Tampoco la banda sonora es especialmente memorable. Después del estupendo trabajo de John Williams y de una digna continuación por Patrick Doyle, el listón estaba alto y las nuevas composiciones de Nicholas Hooper, para esta cinta, están lejos de rebasarlo. Hay una simpática marcha para el Ejército de Dumbledore, a parte de ese, ningún nuevo tema logra destacar. Hooper volvió para El Misterio del Príncipe, trayendo mucha de la mejor música de la franquicia (a la altura de lo mejor de Williams) dándole un nuevo enfoque al introducir otros estilos (como el canto gregoriano), pero, en este caso, parece que no había entendido bien lo que debía hacer y, sin ser un desastre (ni de lejos), la banda sonora de La Orden del Fénix es la más floja de toda la serie fílmica.
En conclusión, La Orden del Fénix es probablemente la película más fallida de la saga, llena de decisiones desacertadas. Falla a la hora de crear tensión en buena parte de su reducido metraje, y no consigue conmover cuando hace falta, quedando como la más anodina e intrascendente aventura de Harry Potter. Afortunadamente, Yates va mejorando en las sucesivas entregas, no exentas de fallos pero, por fortuna, mejor rodadas. En El Misterio del Príncipe, pese a las tonterías, recrea muy bien la atmósfera tenebrosa del libro y consigue transmitir mucho más con el final que en esta cinta.
Aspectos positivos: Oldman magnífico, como siempre. La odiosa Umbridge de Staunton y la embelesada Luna de Lynch. La recreación del ministerio de magia.
Aspectos negativos: Irregular y, en general, poco interesante. La forma tan poco original y cansina de meter las noticias de la prensa. El destrozo que se hace del clímax de la entrega.
Puntuación: 5
En cuanto a los efectos y personajes digitales hay de todo un poco, como suele ser habitual en la franquicia (excepto en la 1ª, cuyo CGI es un espanto casi de principio a fin). Junto a thestrals mejorables y centauros artificiales (también hay otro personaje digital que deja mucho que desear) tenemos unos hechizos espectaculares en el gran duelo de la película (en especial el agua y el fuego).
Hay un ligero cambio en el diseño de los dementores (y no a mejor), así como en el mismísimo Lord Voldemort (de nuevo, sutil y no a mejor), cuyo aspecto pasa de perturbador a exagerado y casi ridículo al acentuar más su palidez, resaltar el ceño y modificar sus labios. El inquietante Ralph Fiennes sin nariz visto en el Cáliz de Fuego casi se convierte en un monstruo de cine con muy poco de humano y, aunque es cierto que en las novelas se describe a Voldemort como un engendro de apariencia cadavérica, ojos rojos, sin nariz ni labios, este nuevo diseño, por excesivo, no termina de funcionar del todo en pantalla. La única mejora en Voldemort es la sustitución de esa lengua bífida (humana, pero como partida) que muestra en El Cáliz de Fuego, por una normal.
Tampoco la banda sonora es especialmente memorable. Después del estupendo trabajo de John Williams y de una digna continuación por Patrick Doyle, el listón estaba alto y las nuevas composiciones de Nicholas Hooper, para esta cinta, están lejos de rebasarlo. Hay una simpática marcha para el Ejército de Dumbledore, a parte de ese, ningún nuevo tema logra destacar. Hooper volvió para El Misterio del Príncipe, trayendo mucha de la mejor música de la franquicia (a la altura de lo mejor de Williams) dándole un nuevo enfoque al introducir otros estilos (como el canto gregoriano), pero, en este caso, parece que no había entendido bien lo que debía hacer y, sin ser un desastre (ni de lejos), la banda sonora de La Orden del Fénix es la más floja de toda la serie fílmica.
En conclusión, La Orden del Fénix es probablemente la película más fallida de la saga, llena de decisiones desacertadas. Falla a la hora de crear tensión en buena parte de su reducido metraje, y no consigue conmover cuando hace falta, quedando como la más anodina e intrascendente aventura de Harry Potter. Afortunadamente, Yates va mejorando en las sucesivas entregas, no exentas de fallos pero, por fortuna, mejor rodadas. En El Misterio del Príncipe, pese a las tonterías, recrea muy bien la atmósfera tenebrosa del libro y consigue transmitir mucho más con el final que en esta cinta.
Aspectos positivos: Oldman magnífico, como siempre. La odiosa Umbridge de Staunton y la embelesada Luna de Lynch. La recreación del ministerio de magia.
Aspectos negativos: Irregular y, en general, poco interesante. La forma tan poco original y cansina de meter las noticias de la prensa. El destrozo que se hace del clímax de la entrega.
Puntuación: 5