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Estados Unidos Estados Unidos · Chicago
Voto de Donald Rumsfeld:
3
Acción. Fantástico. Aventuras “Black Panther" cuenta la historia de T'Challa quien, después de los acontecimientos de "Capitán América: Civil War", vuelve a casa, a la nación de Wakanda, aislada y muy avanzada tecnológicamente, para ser proclamado Rey. Pero la reaparición de un viejo enemigo pone a prueba el temple de T'Challa como Rey y Black Panther ya que se ve arrastrado a un conflicto que pone en peligro todo el destino de Wakanda y del mundo. (FILMAFFINITY)
18 de junio de 2018
8 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo sé, el objetivo que nos marcamos fue muy ambicioso. No queríamos hacer otra estúpida película de superhéroes. Queríamos que además fuera tan perversamente racista que nadie se diera cuenta. Queríamos hacer una peli racista interpretada casi exclusivamente por negros y que ni uno sólo de ellos sospechara nada raro. Queríamos fundirnos 200 millones de dólares en una película tan obvia y estúpidamente racista que incluso los negros tendrían que aplaudir. Ese era nuestro objetivo. Para eso trabajamos.

Y lo hemos conseguido.

Es cierto que superar las cotas de estupidez que nos preceden fue una labor titánica. Como sacar a personajes con disfraces ridículos que arreglan el mundo a base de hostias digitales es un terreno abonado para la tontería, decidimos que había que poner un plus que satisficiera incluso al espectador menos avezado. No sólo iba ser racista, iba a ser fea, mal rodada y pobremente interpretada. Nos íbamos a gastar 200 millones sin imaginar absolutamente nada plausible. Los dos conceptos más importantes a la hora desarrollarla fueron control c y control v.

Piensa en Wakanda. La nación más avanzada del mundo es una especie de monarquía becerril en donde el rey electo (sí: el rey-electo) nombra a los cargos mediante dedazos. (Por cierto, la ministra de i+d+i es su hermana, la cual, a pesar de no contar con más de 25 años, ya tiene en su currículum importantes avances en el campo de la levitación magnética).

Podrían haber tenido una especie de organización social acorde a su desarrollo. O algo. Pero qué va. El debate, el diálogo, la exposición de argumentos, todo ello hubiera sido demasiado civilizado. Por el contrario, en la nación técnicamente más avanzada cinco familias se comen todo el pastel. Y esta realeza se puede alternar en el poder bajando a un ring (con una croma de una cascada que nada tiene que envidiar al típico cuadro del restaurante chino) a darse de hostias. A ver, ¿los ves en algún momento pensado, debatiendo, escuchando, sopesando cual es el mejor cauce a seguir para dirigir correctamente a la nación wakandiana? No, allí para elegir al líder dos tíos de la realeza bajan al río y ven quién es el más salvaje, el que pega más fuerte. Ríete del mérito y la capacidad. Nuestro mensaje implícito: eso es lo que pasa cuando los dejas sueltos y sin vigilancia; son incapaces de razonar.

Y eso sólo es el principio. Su macho alfa más poderoso es un tío que lleva un traje chetado diseñado por algún tipo de algoritmo random que te hace sangrar los ojos. Sin el traje no vale nada y además tampoco se entera de mucho. Para que te hagas la idea: el tipo decide montar una misión internacional para recuperar un pedacito de metal. Pero para conseguir ese pedazo se deja en el camino un coche entero de ese mismo metal. Qué más da.

Esa sociedad que el preside ha declinado compartir sus avances con resto de la humanidad. Ha decidido permanecer completamente al margen de cualquier conflicto o problema mundial. Hasta ahora, siempre habían sabido mirar hacia otra parte y lavarse las manos. En definitiva, forman un grupo frente al cual ninguna persona podría empatizar. Allí, solo se puede pertenecer al clan cuando se pertenece a la estirpe adecuada. Gobernar si se tiene la sangre adecuada. Allí, a los blancos se les silencia mediante gruñidos sin ninguna razón en especial. No pasa nada. Nadie lleva la cuenta.

En efecto. Las escenas de acción, los efectos especiales y el sonido de la película son malos a hierro. Los hicimos expresamente así. Queríamos hacer una película totalmente vulgar y exenta de matices. Blanca o negra. Obviamente, la planificación de las escenas de acción fue ninguna y la iluminación fue concebida para que no quedara duda alguna de que todos los fondos eran cromas. Sinceramente, no encontramos manera de hacer más falsas las peleas. Clavamos veinte centímetros de lanza en el pecho de un ser humano y ni siquiera sangraba. Es más, acto seguido lo pusimos a repartir leña.

Y a ver. Hasta ahora, con todo la susceptibilidad que hay respecto a determinados temas, ¿has oído que alguien se haya dado cuenta de las risas que nos hemos echado a costa de la comunidad? Nada. Ni siquiera Spike Lee. Hay incluso quienes afirman que esta película es algo así como comprometida. Imagina hasta que punto distorsionan. Se creen que poner muchos negros en una superproducción equivale a compromiso, independientemente de qué sea lo que se muestra en esa pantalla. Pero la película no habla más que de una lucha interna por el poder en la que los blancos no son más colonizadores o invitados ocasionales. Cuando Wakanda decide intervenir lo hace sólo en el gueto. Y lo hacen solos. O con la ayuda de Ironman...

Pero me estoy adelantando…en cualquier caso, es de prever que el gobierno estadounidense se muestre completamente dispuesto a aceptar la ayuda humanitaria del régimen wakandiano, un país tercermundista, porque así también podremos presumir de ser el primer país cuartomundista y además sólo estaremos a un escalón de ser quintomundistas, como los ingleses. Por supuesto, no hemos querido descartar que Somalía o Chad comiencen a hacer lo propio en el ámbito de la UE. Todo eso, junto con una vista del CGI de Iroman a una croma de Compton para firmar autógrafos en donde vamos a renderizar hasta el bolígrafo, nos lo reservamos para la siguiente. Otros 200 millones. Imagínate las risas.
Donald Rumsfeld
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