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Voto de Donald Rumsfeld:
3
7,9
103.724
Ciencia ficción. Drama. Aventuras
Al ver que la vida en la Tierra está llegando a su fin, un grupo de exploradores dirigidos por el piloto Cooper (McConaughey) y la científica Amelia (Hathaway) emprende una misión que puede ser la más importante de la historia de la humanidad: viajar más allá de nuestra galaxia para descubrir algún planeta en otra que pueda garantizar el futuro de la raza humana. (FILMAFFINITY)
13 de noviembre de 2014
19 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
Parece ser que ya es imposible hacer una superproducción en Hollywood sin salvar a la humanidad, de tal manera que una temática que en principio nació para fomentar la reflexión sobre nuestros límites y conductas como especie ha sido capturada por la –Industria ``cultural´´– para convertirla en otro burdo espectáculo de masas.
Sin embargo como tanto a los hermanos Nolan como a Spielberg eso de salvar la humanidad y el fin del mundo les debió de parecer muy manido, decidieron que además había que poner una patina de ciencia ficción en la película y rebozarla a base de bien en una buena fritanga de melodrama familiar pues así, debieron razonar, podrían abarcar todos los segmentos del mercado. Primer y último objetivo de esta película que se resume perfectamente en su idea central: lo que salvará la humanidad no es ni el esfuerzo, ni la noble curiosidad por conocer la verdad, ni el ansia por explorar y embarcarse hacia a lo desconocido, ni el altruismo, ni mucho menos una razón que se presenta más que nada como un obstáculo, es, agárrense fuerte, el Amor. Pero no cualquier amor, el amor a la familia.
Ahora sí se van a enterar todos.
Más allá de lo pretencioso y pedante que resulta este collage en el que naufraga la película, la ciencia ficción es aquí sólo una coartada para desplegar el añejo melodrama familiar que funciona como hilo conductor, haciendo visible la cobardía, la falta de talento para perfilar emociones y la desconfianza hacia las capacidades intelectuales de los espectadores por parte de sus artífices. Pues queda muy claro que estos tenían miedo a que el público no pudiera seguir la trama de ciencia ficción o, peor aún, no les interesará y la película no fuera un taquillazo, y, en consecuencia, la jalonan no solo de explicaciones nivel –como si fueran niños o idiotas–, sino de un cargante, insustancial y desproporcionado énfasis en ese drama familiar que quizá Spielberg hubiera podido canalizar pero que en manos de los Nolan es sólo apología de un pleonasmo emocional insípido, ridículo, insignificante y absurdo.
Desgraciadamente, las deficiencias de la película van más allá. Tratándose de un viaje espacial sería lógico esperar que el director se esfuerce en intentar transmitir esa misma idea: la de un viaje espacial, el aislamiento, la distancia, el peligro. Sin embargo no es así y lo que Kubrick era capaz de transmitir en un solo plano estático (Bowman en su cápsula frente a la nave, por citar uno) aquí se dice, se expresa verbalmente pero no se muestra, quizá como resultado de la incapacidad de su director para apresar ese tipo de emociones, quizá por miedo a que la película muestre siquiera por un instante algo profundo, terrible y cautivador que perturbe mínimamente al espectador. En este sentido el viaje a través del agujero de gusano es ejemplar: mientras Kubrick durante del viaje de Bowman prácticamente omite el rostro del mismo y se centra en el viaje en sí intercalando planos fugaces de la pupila (¡precisamente!) del protagonista, Nolan, pese a todos sus carísimos efectos especiales, nos tiene que estar poniendo constantemente planos de los rostros de sus actores, no sea que alguien no sepa que es lo que –debe– sentir ante lo que se le muestra. Hasta tal extremo es reiterativo y consciente de que nadie –debe– imaginar nada o perderse acerca de lo que está sucediendo en pantalla que la duración de los planos de los rostros dramatizados es prácticamente la mitad (si no más) de lo que dura el paso por el agujero. Y eso por no hablar de los infumables toques sentimentaloides.
Continúa sin spoiler.
Sin embargo como tanto a los hermanos Nolan como a Spielberg eso de salvar la humanidad y el fin del mundo les debió de parecer muy manido, decidieron que además había que poner una patina de ciencia ficción en la película y rebozarla a base de bien en una buena fritanga de melodrama familiar pues así, debieron razonar, podrían abarcar todos los segmentos del mercado. Primer y último objetivo de esta película que se resume perfectamente en su idea central: lo que salvará la humanidad no es ni el esfuerzo, ni la noble curiosidad por conocer la verdad, ni el ansia por explorar y embarcarse hacia a lo desconocido, ni el altruismo, ni mucho menos una razón que se presenta más que nada como un obstáculo, es, agárrense fuerte, el Amor. Pero no cualquier amor, el amor a la familia.
Ahora sí se van a enterar todos.
Más allá de lo pretencioso y pedante que resulta este collage en el que naufraga la película, la ciencia ficción es aquí sólo una coartada para desplegar el añejo melodrama familiar que funciona como hilo conductor, haciendo visible la cobardía, la falta de talento para perfilar emociones y la desconfianza hacia las capacidades intelectuales de los espectadores por parte de sus artífices. Pues queda muy claro que estos tenían miedo a que el público no pudiera seguir la trama de ciencia ficción o, peor aún, no les interesará y la película no fuera un taquillazo, y, en consecuencia, la jalonan no solo de explicaciones nivel –como si fueran niños o idiotas–, sino de un cargante, insustancial y desproporcionado énfasis en ese drama familiar que quizá Spielberg hubiera podido canalizar pero que en manos de los Nolan es sólo apología de un pleonasmo emocional insípido, ridículo, insignificante y absurdo.
Desgraciadamente, las deficiencias de la película van más allá. Tratándose de un viaje espacial sería lógico esperar que el director se esfuerce en intentar transmitir esa misma idea: la de un viaje espacial, el aislamiento, la distancia, el peligro. Sin embargo no es así y lo que Kubrick era capaz de transmitir en un solo plano estático (Bowman en su cápsula frente a la nave, por citar uno) aquí se dice, se expresa verbalmente pero no se muestra, quizá como resultado de la incapacidad de su director para apresar ese tipo de emociones, quizá por miedo a que la película muestre siquiera por un instante algo profundo, terrible y cautivador que perturbe mínimamente al espectador. En este sentido el viaje a través del agujero de gusano es ejemplar: mientras Kubrick durante del viaje de Bowman prácticamente omite el rostro del mismo y se centra en el viaje en sí intercalando planos fugaces de la pupila (¡precisamente!) del protagonista, Nolan, pese a todos sus carísimos efectos especiales, nos tiene que estar poniendo constantemente planos de los rostros de sus actores, no sea que alguien no sepa que es lo que –debe– sentir ante lo que se le muestra. Hasta tal extremo es reiterativo y consciente de que nadie –debe– imaginar nada o perderse acerca de lo que está sucediendo en pantalla que la duración de los planos de los rostros dramatizados es prácticamente la mitad (si no más) de lo que dura el paso por el agujero. Y eso por no hablar de los infumables toques sentimentaloides.
Continúa sin spoiler.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Y es que según directores como Nolan y Spielberg (sí, el mismo que entre otros detallazos rodó en blanco y negro el Holocausto intentándonos convencer -quizá él así lo crea- de que aquello fue un hecho aislado, un accidente del pasado... cuyas competencias son Propiedad Exclusiva del ``pueblo´´ judío) el cine no es lugar para hacer que el espectador piense acerca de nada en absoluto (no, eso jamás) ni un medio desde el cual se le –pueda– enseñar o cuestionar algo (por ejemplo, que quizá el Holocasuto no fue un acontecimiento aislado y que puede que incluso ni siquiera sea algo del pasado...) el cine, para ellos, –debe– ser simplemente un entretenimiento vulgar al cual el rebaño va a distraerse por un rato de sus vidas, así, como el director afirma, de lo que se trata es de que se lo pasen bien, <<que la película sea como un parque de atracciones>>. Y justamente esta es la diferencia entre el arte (y la cultura) y la embrutecedora mercancía: que en uno el pensamiento y la sensibilidad son cualidades necesarias y en el otro son contraproducentes y hay que ahogarlas a base de espectáculo y sensiblería
Por último, a falta de espacio, me gustaría consignar telegráficamente unos cuantos aspectos, y obviaré muchos otros, de la película: El completamente innecesario (y un tanto machista: para una vez que habla, lo que hay que oír…) papel de Hathaway a pesar de su corte de pelo a lo Gravity. El manoseo sin escrúpulos de 2001 en los niveles visual y argumental (hasta tal punto que el director ni siquiera cita ésta en sus referecias… – y hace bien porque a la hora de la verdad su obra está más cerca del cine de Emmerich -pero sin gracia- que del de Kubrick o Tarkovsky). La irritante y empalagosa BSO, una vez más, de Hans Zimmer. Lo irrisorio, tanto que se le llena la boca hablando de ciencia al director, de muchos aspectos científicos de la película (sí, por supuesto, vamos a irnos a vivir al lado de un agujero negro supermasivo…). O la grotesca y en absoluto casual presencia de banderas USA desde todos los planos y perspectivas imaginables
Por último, a falta de espacio, me gustaría consignar telegráficamente unos cuantos aspectos, y obviaré muchos otros, de la película: El completamente innecesario (y un tanto machista: para una vez que habla, lo que hay que oír…) papel de Hathaway a pesar de su corte de pelo a lo Gravity. El manoseo sin escrúpulos de 2001 en los niveles visual y argumental (hasta tal punto que el director ni siquiera cita ésta en sus referecias… – y hace bien porque a la hora de la verdad su obra está más cerca del cine de Emmerich -pero sin gracia- que del de Kubrick o Tarkovsky). La irritante y empalagosa BSO, una vez más, de Hans Zimmer. Lo irrisorio, tanto que se le llena la boca hablando de ciencia al director, de muchos aspectos científicos de la película (sí, por supuesto, vamos a irnos a vivir al lado de un agujero negro supermasivo…). O la grotesca y en absoluto casual presencia de banderas USA desde todos los planos y perspectivas imaginables