Lady Bird.

La ópera prima como directora de Greta Gwewig se encuentra empaquetado con tonos de comedia romántica que funciona muy bien, además de encontrarse destellos de las estructuras por las cuáles suele explorar, claro que, al ser su primer largometraje, en el futuro sería un elemento narrativo que iría puliendo con más calidad.

Bien que esta película podría poseer la lectura de que la directora estaría autorretratándose, bajo la coincidencia de que nació en Sacramento, Estados Unidos, al igual que el personaje de su historia, encarnada con una sobria actuación de Saoirse Ronan, quien luego repetiría rol protagónico en otro film siguiente de la cineasta, Mujercitas.

En esta crónica se plasma de una forma bastante bien lograda a una joven y su espíritu de libertad en la exploración de su propia vida y todos sus componentes, como la sexualidad, los amores y desamores y el valor de la amistad, considerando una carga introspectiva y de crecimiento bastante importante para ella, todo alrededor de un conflicto madre e hija bastante turbulento por momento.

Es cierto que además de todo el contexto que la rodea, se amalgama de retazos existencialistas para la joven, dándole pantallazos satíricos y críticos hacia la sociedad estadounidense que la abarca y en la que convive, otorgándole una visión feminista a los sucesos por los que debe recorrer rumbo a su tan ansiada libertad y su crecimiento personal.

Si bien Lady Bird no es perfecta, y quizás no pretenda serlo, su persecución narrativa tiene buen corazón, llevándonos en un viaje por la adolescencia, la pubertad y la adultez con todas sus alegrías y tristezas, sus certezas y sus incertidumbres, que se lleva bastante bien de acuerdo al tiempo que dura por lo que no sé hace pesada y si se permite ser disfrutable.

Calificación: 6.7