Si algo caracteriza el cine de los hermanos Dardenne es su vocación de realismo, pero esta vez algo no encaja. En la película una joven doctora se embarca a investigar la muerte de una inmigrante negra a pocos metros de su consulta. La doctora atiende en solitario en un pequeño ambulatorio de barrio donde es apreciada por la vecindad. En realidad es la policía quien informa a la doctora sobre el caso, despertando en ella el interés por aquella víctima sin identificar. La doctora indaga por los alrededores para ver si alguien la reconoce con la ayuda de unas imágenes captadas por una cámara de seguridad.

Es entonces cuando el argumento se vuelve inverosímil. La doctora no necesita esforzarse en su investigación porque da la sensación de que las pistas llaman a la puerta de su consulta. Los pacientes que la protagonista atiende regularmente se convierten en posibles testigos e incluso potenciales sospechosos. Incomprensiblemente el círculo de la investigación parece acomodarse a la naturaleza de la propia narración. Todo queda en casa. Dentro de esta lógica reduccionista si la protagonista hubiera sido veterinaria rural hubiera iniciado sus pesquisas en una granja de vacas.

"La chica desconocida" tiene todas las virtudes del cine de los Dardenne. Cine naturalista que evita toda espectacularidad y que pretende mostrar la realidad tal cual es. Pero en la vida real esta investigación de aficionado no hubiera llegado a ninguna parte.