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España España · Palma de Mallorca
Voto de Robert Denigro:
7
Drama Drama ambientado en la tumultuosa Irlanda del Norte de finales de los años 60. Sigue al pequeño Buddy mientras crece en un ambiente de lucha obrera, cambios culturales, odio interreligioso y violencia sectaria. Buddy sueña con un futuro que le aleje de los problemas, pero, mientras tanto, encuentra consuelo en su pasión por el cine, en la niña que le gusta de su clase, y en sus carismáticos padres y abuelos.
30 de enero de 2022
1 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hace años John Boorman nos contaba su infancia de postguerra en "Esperanza y Gloria". Tiempos tristes que la mirada infantil de la película llenaba de alegría. De una forma muy parecida Kennneth Branagh nos regala un relato de infancia que transmite un optimismo contagioso.

Branagh parece retomar el rumbo de su cine, que perdió el norte con la entrada del nuevo siglo. No hay que olvidar que los años 90 fueron gloriosos para el director. Sus refrescantes adaptaciones de las obras de Shakespeare lograron el aplauso de crítica y público, colocando al director en el foco de la popularidad. Su actualización del clasicismo teatral lo envolvió con el aura de moderno dramaturgo. Pero desde entonces el director ha cosechado más fracasos que éxitos, en una trayectoria errática que olvidó el compromiso autoral.

Branagh parece responder a esa sensación de pérdida con una película de entusiasta reivindicación identitaria. Su autobiografía de infancia, aunque ubicada en el conflicto del Ulster, se aleja del drama mil veces narrado por directores como Neil Jordan o Jim Sheridan. "Belfast" no pretende la denuncia política ni siquiera es una película realista. Su vocación es de cuento doméstico, más cerca de los afectos íntimos de "Secretos y Mentiras" de Mike Leigh que del "Domingo Sangriento" de Greengrass. El punto de vista del niño protagonista transforma la realidad, por trágica que sea, en un juego. Un niño con cara de golosina con pecas que parece escapado de un dibujo de Norman Rockwell.

Si el blanco y negro de "La lista de Schindler" era luctuoso el de "Belfast" es vital como un disco de los Beatles. Tampoco es el blanco y negro metálico de "Roma" lleno de silencios y extraños vacíos. "Belfast" mantiene un compás de rutinas familiares, diálogos ágiles y vivencias cotidianas. El blanco y negro de "Belfast" transmite mucho color. El color que le pone al mundo la mirada fascinada de un niño que observa a los adultos desde la distancia. Recuerdos fragmentados, tal vez un poco inventados, que santifican la bendita ingenuidad de la infancia.
Robert Denigro
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