Echo de menos el Paul Greengrass de "United 93". Qué le voy a hacer. Me aburre el Paul Greengrass de la saga Bourne, encorsetado por las normas de estilo de la franquicia. Me gusta el Greengrass comprometido con la actualidad, cuando rueda con la cámara al hombro, logrando un efecto documental de nervioso realismo.

En "Noticias del gran mundo" el director levanta el pie del acelerador y coge prestada la mirada solemne de Clint Eastwood para mostrarnos, con calma, la grandeza de las praderas yanquis. Un western intimista atravesado por el carromato de Tom Hanks, que, en su solitario camino, deberá hacerse cargo de una niña huérfana criada por los indios. Afortunadamente los protagonistas no son de mucho hablar, cosa que nos libra de la cargante verborrea que caracteriza a las películas con niño.

Greengrass se estrena en el western con un emotivo cuento sobre el amor paterno-filial entre dos almas a la deriva, cuyo fortuito encuentro recuerda vagamente la extraña relación entre Natalie Portman y Jean Reno en "León, el profesional".

Historia de factura clásica con moraleja contemporánea, pues su argumento sirve de elegante pretexto para proponer temas actuales como la diversidad de modelos familiares. Y de regalo una niña de silencio magnético y unos paisajes desolados con escenas magistrales como el juego de sombras de los indios Kiowa bajo la tormenta de arena. Fantasmas de una tierra que ya no les pertenece.