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España España · Premià de Mar
Voto de Martí:
7
Thriller. Acción. Terror Ralph Sarchie (Eric Bana) es un agente de policía de Nueva York que se dedica a investigar una serie de asesinatos que parecen tener relación con posesiones demoníacas. Sus pesquisas lo llevarán a aliarse con un sacerdote muy poco convencional (Edgar Ramírez), experto en exorcismos. (FILMAFFINITY)
26 de septiembre de 2014
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Hace año y medio, con motivo del estreno de Posesión Infernal [2013], hablé de cómo el género de terror se convirtió en una de las víctimas principales de la simplificación argumental que el cine sufrió a lo largo de los años noventa. Esta simplificación consistió, a grandes rasgos, en un proceso de convertir las películas en esquemas reducidos a la mínima esencia, protagonizados por personajes que eran meros monigotes exclusivamente al servicio de una montaña rusa sin pilares. Ahí figuraban los ejemplos de Scream, El último escalón, House on Haunted Hill, Leyenda Urbana o La guarida: películas de escaso argumento y con personajes destinados únicamente a ser desmembrados cuyo único gancho era el gore y los sustos. Lo que Fede Álvarez nos ofreció en su ópera prima, en tanto que película perteneciente al Nuevo Cine del Siglo XXI, fue un producto comercial decidido a recuperar la profundidad del género; devolviendo a los personajes su profundidad y planteando una interesante tesis que ejercía de esqueleto bajo el aparente pasatiempo. Ahora Derrickson nos ofrece, con su nueva película Líbranos del mal, un paso más en este proceso de recuperar la esencia del cine genérico bien entendido, esta vez mediante una hábil mezcla de géneros que abre un nuevo campo de posibilidades en el apartado del terror.

Así cómo Posesion Infernal [2013] se proponía recordarnos que la profundidad de personajes y el cine de terror no están reñidos, como tampoco lo están el género comercial y la reflexión trascendental, en Líbranos del mal encontramos una película que da por supuesto lo mencionado y que centra sus esfuerzos en experimentar en el campo formal y plantear una muy particular mezcla de géneros. Es decir, la tesis está ahí, cómo también lo está la atención a los personajes, pero Derrickson se vale con un par de ágiles pinceladas para hacer constar su existencia y servirse de todo ello para dibujar la compleja filigrana que es su nueva película. Lo que encontramos en esta pieza es un curioso cruce entre el cine policíaco y el de terror, con un policía como protagonista que afronta los casos de tendencia paranormal del mismo modo que afrontaría los de un asesino en serie; y en donde las secuencias de persecución o peleas están planteadas igual que lo estarían en una (buena) película de acción. Este detalle contribuye a añadir veracidad a lo relatado, logrando hacer que el espectador olvide cuestionarse hasta que punto es creíble lo visionado. El resultado es una interesantísima película de alta tensión, oscura e inquietante, que nos mantiene pegados en el asiento durante todo su recorrido.

Como ya dije anteriormente, esta relectura genérica que está llevando a cabo el Nuevo Cine del Siglo XXI no es nada nuevo: lo que encontramos en el cine Hollywoodiense de los años 70 es un conjunto de directores (Martin Scorsese, Steven Pielberg, George Lucas, Peter Bogdanovich, Brian de Palma y compañía) que reinventan el apartado comercial mediante la actualización de diversos géneros (bélico, aventuras, mafia, terror, western...). Una renovación que muy a menudo centraba su punto fuerte en la unión de géneros (como bien demuestra Tiburón, una de las películas pioneras del New Hollywood). Esto es exactamente lo que encontramos en Líbranos del mal: una pieza a todas luces de terror que se sirve de diversos elementos de otros géneros (no solo el policíaco: ahí están también el drama familiar, la cinta de acción y en ocasiones incluso la comedia) para lograr un sólido producto comercial que entretiene y aterroriza a partes iguales. Una película 100% consciente de su propósito que juega con las expectativas del público, y que además sorprende tanto por su valentía en la apuesta como por su habilidad para coger desprevenido al espectador en la mayoría de sus secuencias de tensión (no tanto por la previsibilidad de los sobresaltos como por el modo con que estos son ejecudados).

http://cinemaspotting.org/2014/09/26/libranos-del-mal-scott-derrickson/
Martí
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