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Voto de TucoBenedicto:
3
Drama. Bélico Berlín, abril de 1945. La guerra está sentenciada, pero en las calles de la capital del Reich todavía se libra una encarnizada batalla. Adolf Hitler (Bruno Ganz) y sus fieles se han atrincherado en un búnker. Entre ellos se encuentra Traudl Junge (Alexandra Maria Lara), la secretaria personal del Führer. En el exterior, la situación se recrudece. A pesar de que Berlín ya no puede resistir más, Hitler se niega a abandonar la ciudad y, ... [+]
11 de octubre de 2016
3 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
La verdad es que cuando uno ve una película de temática histórica es difícil desligar lo que uno ve en la pantalla de la historia real que hay detrás. Quizás por eso muchas películas que narran el holocausto judío durante la segunda guerra mundial resultan tan duras y conmovedoras… incluso cuando cinematográficamente dejen mucho que desear.

En esta película sucede lo contrario.

En términos de originalidad, es de agradecer una película sobre la segunda guerra mundial donde la víctima no es el pueblo judío y donde el héroe no es el glorioso ejército de los Estados Unidos. La historia se centra en la toma de Berlín por el ejército soviético y la víctima no es otra que el pueblo germano, representado por los ciudadanos berlineses que tienen que sucumbir debido a los delirios de grandeza de un Hitler acorralado y delirante.

Sucede, como he dicho, que es difícil desligar la historia de la película de la Historia, con mayúscula. Podemos estar cansados de que las películas sobre la segunda guerra mundial se limiten a describir a los alemanes como unos racistas psicópatas, pero el tratamiento de esta película es excesivamente condescendiente.

Al parecer había dos tipos de alemanes. Unos eran ciudadanos cándidos de buen corazón desconocedores de cualquier tipo de barbarie llevada a cabo por el régimen nazi; los otros eran fanáticos cegados por ideales de lealtad y fidelidad a un líder carismático… y, naturalmente, desconocedores de cualquier tipo de barbarie llevada a cabo por el régimen nazi.

Uno hasta podría aceptar esa descripción de un buen padre de familia berlinés o de su imberbe vástago… pero la película trata de aplicar esa misma descripción a los generales, coroneles y demás altos cargos del ejército nazi. Y eso no cuela.

Y eso no cuela históricamente, pero (más grave tratándose de una película) no cuela cinematográficamente. Los personajes son planos, aparentemente atormentados pero tan ñoños y pusilánimes, que toda escena en la que no aparece el mismo Hitler resulta un terrible aburrimiento.

Porque el personaje de Hitler sí que resulta (cinematográficamente) interesante. Acorralado, paranoico, derrotado, deliradamente esperanzado en otras ocasiones, capaz de asumir y organizar su muerte, incapaz, sin embargo, de asumir el dolor… Hitler resulta curiosamente más humano que el resto de personajes.

Quizás por eso todo lo que sucede tras la muerte de Hitler resulta forzado, tedioso e innecesario.
TucoBenedicto
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