Un claro ejemplo de cómo crear una obra maestra con tan solo una cámara y un escenario. Hitchcock como gran maestro logra hacer una película como si de una obra de teatro se tratase, filmada en pocas tomas es como estar viendo en directo a los actores, siendo espectador desde una sola cámara, mostrándonos buenos planos pero siempre desde el mismo sitio, una trama sencilla que este esplendido director transforma de tal manera que hace que el espectador este ansioso de saber cuál va a ser el final. No es de las mejores de este genio pero si tiene mucha originalidad en la forma en la que esta filmada. Una gran dirección acompañada de una gran actuación como siempre de James Stewart.