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Voto de Borja C:
10
7,8
6.700
Drama
Un hombre, Alekséi, habla con su esposa sobre su situación actual y los motivos por los que se han distanciado. La película es una evocación continua de recuerdos y sentimientos del propio Tarkovsky que viajan en diferentes tiempos sin orden aparente: la relación con su madre, su infancia,...que se mezclan con material fílmico de noticiario sobre la Guerra civil española, la Segunda guerra mundial y el enfrentamiento entre la URSS y ... [+]
25 de enero de 2019
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ardua tarea la de hablar de cualquier film de Tarkovski y más aún de Zerkalo. Una película que se aleja de un concepto material, adentrándose en uno mucho más ambiguo y espiritual. Uno que evoca recuerdos y susurra poesía. Este es un film que escapa al naturalismo y a la matemática para adentrarse en materia de la mente con un subjetivismo absoluto.
Es posible que este tipo de cine pueda repeler a algunos, en una época y una Historia marcada por el predominio de un cine-espectáculo que poco o nada se adentra en terrenos como el de la identidad o los recuerdos. Pero es menester tener la mente despejada y carente de prejuicios, evitando hacer comparaciones vanas para con otras películas, pues Zerkalo es una de esas joyas que llenan las pocas estanterías del cine único o puro. Una oda a una vida, a unos recuerdos expresada mediante un lenguaje evocador y misterioso —aunque no ininteligible—.
No es posible ni correcto hacer una crítica “al uso” de una película como esta, pues en palabras de Carlos Señor: “El Espejo es un film que hay que evocar, no que descifrar.” […] “Estamos ante un cine interiorizado, entendible solo por la expresividad del lenguaje cinematográfico.” Por tanto me voy a limitar a valorar algunos aspectos del cine de Tarkovski que aquí se manifiestan, a la par que trato de explicar las emociones y estados que me sugiere la película.
Zerkalo se podría catalogar como “cine-poesía” —nombre que creo le hace justicia, aunque también reduce al mínimo sus aspiraciones— pues la clave para verla y apreciarla es hacerlo como si se estuviese leyendo un poema. Con la diferencia, claro está, de que en el cine el tiempo lo marca el mismo medio y por tanto hay que hacer un mayor “esfuerzo” por ahondar en él y colocarse en una posición, lo más anímica posible, para poder apreciarlo. Así pues, fuera de la “historia”, de la que hablaré después, veo más importante el hecho de centrarse en lo que el ojo ve, en lo que las imágenes tan cuidadas y delicadamente escogidas nos enseñan. El hecho de deleitarse solamente con una imagen en movimiento, no es ilegítimo si esa imagen “habla”. Si, en el más puro sentido de la palabra, evoca. Y esto es un punto muy interesante a la hora de dilucidar cuándo estamos ante una obra artística y cuando no. El hecho de admirar lo bello y nada más, no creo que pueda definirse como una verdadera experiencia artística. No digo que no pueda ser interesante ni alentador, pero solamente el hecho de captar un momento en el tiempo o en la realidad, alejado de un concepto existencial, de un sentimiento verdaderamente pasional, hace que sea complicado valorarlo como arte. En el cine de Tarkovski, el equilibrio entre estética y discurso es absoluto. Haciendo que la experiencia visual traspase el nivel de lo "bonito" y trascienda. En el caso concreto de Zerkalo, las imágenes de la hierba y los árboles en movimiento y en sintonía con el viento claman al sentido mismo del acto evocador del recuerdo y apoyan la acción mediante su puesta en escena. Al igual que el agua, el fuego o las aves que aparecen.
Llegamos pues a la conclusión de que ésta no es una de esas películas que dejan boquiabierto al espectador tras no haber entendido, ni pretendido, nada más que la belleza de una imagen. Aquí hay mucho más. Está ese ánimo creativo que da nombre a un autor, el que lo hace sufrir y trabajar más y más. Podría decirse que es la contrapartida del cine experimental americano —cuyos productos se han comparado con Zerkalo y otras obras de arte verdaderas—. Si se indaga en Tarkovski, leyendo por ejemplo "Esculpir (en) el tiempo" nos damos cuenta del afán creador de éste y su misión en el arte de tallar, de captar el tiempo.
El tiempo en Tarkovski es un tiempo real e ideal a la vez. Su conocimiento del lenguaje cinematográfico consigue elevarlo lo suficiente como para crear uno propio sin pedantería. En ésta película el tiempo transcurre no gracias, sino a pesar del montaje. Su uso del plano secuencia —ampliamente visible en toda su obra, sobre todo en sus tres últimas películas, obras cumbre del cine mundial que sucedieron a Zerkalo— supone un acercamiento relajado a la realidad y a la vez un distanciamiento del medio cinematográfico. En vez de ver cine, lo vives. Su haber técnico, basado en una creencia casi religiosa del tiempo en el cine, supone un punto de inflexión en su obra en cuanto al acto mismo de filmar la realidad. Zerkalo difiere de toda la obra anterior y posterior de Tarkovski debido a su estructura temporal y su tiempo estructural, necesarios para evocar una verdadera sensación de intemporalidad y crear un proceso memorístico que hace la obra accesible en el plano de la poética, pero desechable en el plano de la narración literaria, tan ligada al cine. No es extraño pues, pensar que Tarknovski quisiera poner fin a su carrera después de filmar tal ensoñación—debido a una serie de cartas de admiración, decidió que su labor, su tarea para el mundo y el arte, debía continuar—. ¿Qué hacer después de Zerkalo? Puedo imaginar el peso que Tarkovski llevó en su alma al filmar cada hoja, cada gesto; partes de su vida retratadas con mano firme pero delicada. Para dar a luz una obra que sugiere mucho más de lo que quiere representar. El personaje, la persona y la idea de una madre cuyo rostro no se recuerda, que se rememora pensando en la faz de la mujer del protagonista —ambas interpretadas por una misma actriz— y que se intercala crípticamente con el "Retrato de mujer joven ante un enebro" de Da Vinci, para acentuar más esa complejidad humana de un rostro que nos atrae y nos repele al mismo tiempo.
Sigo en el "spoiler" por falta de espacio.
Es posible que este tipo de cine pueda repeler a algunos, en una época y una Historia marcada por el predominio de un cine-espectáculo que poco o nada se adentra en terrenos como el de la identidad o los recuerdos. Pero es menester tener la mente despejada y carente de prejuicios, evitando hacer comparaciones vanas para con otras películas, pues Zerkalo es una de esas joyas que llenan las pocas estanterías del cine único o puro. Una oda a una vida, a unos recuerdos expresada mediante un lenguaje evocador y misterioso —aunque no ininteligible—.
No es posible ni correcto hacer una crítica “al uso” de una película como esta, pues en palabras de Carlos Señor: “El Espejo es un film que hay que evocar, no que descifrar.” […] “Estamos ante un cine interiorizado, entendible solo por la expresividad del lenguaje cinematográfico.” Por tanto me voy a limitar a valorar algunos aspectos del cine de Tarkovski que aquí se manifiestan, a la par que trato de explicar las emociones y estados que me sugiere la película.
Zerkalo se podría catalogar como “cine-poesía” —nombre que creo le hace justicia, aunque también reduce al mínimo sus aspiraciones— pues la clave para verla y apreciarla es hacerlo como si se estuviese leyendo un poema. Con la diferencia, claro está, de que en el cine el tiempo lo marca el mismo medio y por tanto hay que hacer un mayor “esfuerzo” por ahondar en él y colocarse en una posición, lo más anímica posible, para poder apreciarlo. Así pues, fuera de la “historia”, de la que hablaré después, veo más importante el hecho de centrarse en lo que el ojo ve, en lo que las imágenes tan cuidadas y delicadamente escogidas nos enseñan. El hecho de deleitarse solamente con una imagen en movimiento, no es ilegítimo si esa imagen “habla”. Si, en el más puro sentido de la palabra, evoca. Y esto es un punto muy interesante a la hora de dilucidar cuándo estamos ante una obra artística y cuando no. El hecho de admirar lo bello y nada más, no creo que pueda definirse como una verdadera experiencia artística. No digo que no pueda ser interesante ni alentador, pero solamente el hecho de captar un momento en el tiempo o en la realidad, alejado de un concepto existencial, de un sentimiento verdaderamente pasional, hace que sea complicado valorarlo como arte. En el cine de Tarkovski, el equilibrio entre estética y discurso es absoluto. Haciendo que la experiencia visual traspase el nivel de lo "bonito" y trascienda. En el caso concreto de Zerkalo, las imágenes de la hierba y los árboles en movimiento y en sintonía con el viento claman al sentido mismo del acto evocador del recuerdo y apoyan la acción mediante su puesta en escena. Al igual que el agua, el fuego o las aves que aparecen.
Llegamos pues a la conclusión de que ésta no es una de esas películas que dejan boquiabierto al espectador tras no haber entendido, ni pretendido, nada más que la belleza de una imagen. Aquí hay mucho más. Está ese ánimo creativo que da nombre a un autor, el que lo hace sufrir y trabajar más y más. Podría decirse que es la contrapartida del cine experimental americano —cuyos productos se han comparado con Zerkalo y otras obras de arte verdaderas—. Si se indaga en Tarkovski, leyendo por ejemplo "Esculpir (en) el tiempo" nos damos cuenta del afán creador de éste y su misión en el arte de tallar, de captar el tiempo.
El tiempo en Tarkovski es un tiempo real e ideal a la vez. Su conocimiento del lenguaje cinematográfico consigue elevarlo lo suficiente como para crear uno propio sin pedantería. En ésta película el tiempo transcurre no gracias, sino a pesar del montaje. Su uso del plano secuencia —ampliamente visible en toda su obra, sobre todo en sus tres últimas películas, obras cumbre del cine mundial que sucedieron a Zerkalo— supone un acercamiento relajado a la realidad y a la vez un distanciamiento del medio cinematográfico. En vez de ver cine, lo vives. Su haber técnico, basado en una creencia casi religiosa del tiempo en el cine, supone un punto de inflexión en su obra en cuanto al acto mismo de filmar la realidad. Zerkalo difiere de toda la obra anterior y posterior de Tarkovski debido a su estructura temporal y su tiempo estructural, necesarios para evocar una verdadera sensación de intemporalidad y crear un proceso memorístico que hace la obra accesible en el plano de la poética, pero desechable en el plano de la narración literaria, tan ligada al cine. No es extraño pues, pensar que Tarknovski quisiera poner fin a su carrera después de filmar tal ensoñación—debido a una serie de cartas de admiración, decidió que su labor, su tarea para el mundo y el arte, debía continuar—. ¿Qué hacer después de Zerkalo? Puedo imaginar el peso que Tarkovski llevó en su alma al filmar cada hoja, cada gesto; partes de su vida retratadas con mano firme pero delicada. Para dar a luz una obra que sugiere mucho más de lo que quiere representar. El personaje, la persona y la idea de una madre cuyo rostro no se recuerda, que se rememora pensando en la faz de la mujer del protagonista —ambas interpretadas por una misma actriz— y que se intercala crípticamente con el "Retrato de mujer joven ante un enebro" de Da Vinci, para acentuar más esa complejidad humana de un rostro que nos atrae y nos repele al mismo tiempo.
Sigo en el "spoiler" por falta de espacio.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
También el hecho de los cambios de tono en la imagen son dignos de mención. Tarkovski, desde Solaris y posteriormente en todas su películas juega con la idea del color y el blanco y negro —a veces de manera lógica y descifrable— para recrear sentimientos, espacios o fuentes en la misma imagen —documentales en Zerkalo o grabaciones en Solaris—. Y más importante, para expresar un “estado cinematográfico de ánimo”. En las secuencias de “sueño” de Zerkalo puede apreciarse el blanco y negro, aunque hay otras donde también se usa y es con otro sentido, como por ejemplo, la secuencia de la fábrica. Pero donde veo su utilización mas lograda, por su belleza y su catarsis, es sin duda en las escenas del lavado de cabello y la levitación. En ellas dos hay algo que escapa a lo racional, que alude a un sentimiento profundo del hombre frío que la acompaña y que a la vez resaltan la fragilidad y la fuerza de la Madre. Son escenas que solo pueden vivirse/sentirse.
La lógica de los acontecimientos no se sucede de manera cronológica, ni de ninguna manera lógica. Simplemente alude al hecho de que la memoria es difusa, puede exagerarse e incluso operar en contra del tiempo —la hoja dentro del libro y su posterior reclamo—. Por ello la película puede presentarse inaccesible y hace que mucha gente quiera encontrar un “sentido simbólico” o descifrar unas pistas que, sinceramente, no creo que existan. Ese afán por entenderlo todo es más científico que artístico y tanto Tarkovski como Zerkalo se alejan de esa ciencia. La naturaleza sin par del film y, por tanto su arte, radican en su sugestión y su capacidad de evocar unos hechos y unos pensamientos. Querer “entenderla”, a grandes rasgos es lo mismo que despreciarla.
Tarkovski quería hacer una película en la que sus imágenes bailaran con sus recuerdos, dónde pudiese recrear escenarios y sensaciones que se superpusieran a la mera narración literaria. Despojando al relato de casi todos los referentes dramáticos que proporcionan una adhesión emocional por parte del espectador. Y tras muchos cambios en la forma y guión de, lo que al principio se iba a llamara "El blanco, blanco día/Un día blanco, blanquísimo" —dependiendo de las traducciones— surgió la idea de lo que ahora es Zerkalo. Un poema visual en el que el director vuelca su ser y su ser del pasado, dando pinceladas diestras a la vez que bellas en una inenarrable obra que, al menos para mí, habla del ser humano, del hombre y su devenir. De por qué el hombre es hombre y como el pasado el presente y el futuro pueden influir en su destino.
A continuación os dejo unas declaraciones del director a cerca de ésta, su obra maestra. La culminación de un artista que esculpía el tiempo. El tiempo es memoria, el cine es tiempo enfrascado, el cine es memoria.
«Cuando comencé a trabajar en "El Espejo" me venía una y otra vez esta reflexión a la cabeza: una película de verdad en la que uno se entrega en serio a su tarea (por no hablar de misión) no es un trabajo más, sino que es en cualquier caso un acto humano, que condiciona tu destino. En esta película, por primera vez, me había decidido a hablar de forma inmediata y sin reserva alguna de lo que para mí es lo más importante, lo más querido, lo más íntimo.»
«En "El Espejo" no quería hablar de mí mismo, sino de los sentimientos que tengo frente a las personas que me son próximas, de mis relaciones con ellas, de mi perpetuo sentimiento hacia ellas, pero también de mi fracaso y del sentimiento de culpa que por ellas siento. Los acontecimientos que el protagonista recuerda —hasta su último detalle— en el momento de su más grave crisis, esos acontecimientos le hacen sufrir, despiertan en él nostalgia, inquietud.»
Más en: https://cinesinfin214878919.wordpress.com/2019/01/25/zerkalo/
La lógica de los acontecimientos no se sucede de manera cronológica, ni de ninguna manera lógica. Simplemente alude al hecho de que la memoria es difusa, puede exagerarse e incluso operar en contra del tiempo —la hoja dentro del libro y su posterior reclamo—. Por ello la película puede presentarse inaccesible y hace que mucha gente quiera encontrar un “sentido simbólico” o descifrar unas pistas que, sinceramente, no creo que existan. Ese afán por entenderlo todo es más científico que artístico y tanto Tarkovski como Zerkalo se alejan de esa ciencia. La naturaleza sin par del film y, por tanto su arte, radican en su sugestión y su capacidad de evocar unos hechos y unos pensamientos. Querer “entenderla”, a grandes rasgos es lo mismo que despreciarla.
Tarkovski quería hacer una película en la que sus imágenes bailaran con sus recuerdos, dónde pudiese recrear escenarios y sensaciones que se superpusieran a la mera narración literaria. Despojando al relato de casi todos los referentes dramáticos que proporcionan una adhesión emocional por parte del espectador. Y tras muchos cambios en la forma y guión de, lo que al principio se iba a llamara "El blanco, blanco día/Un día blanco, blanquísimo" —dependiendo de las traducciones— surgió la idea de lo que ahora es Zerkalo. Un poema visual en el que el director vuelca su ser y su ser del pasado, dando pinceladas diestras a la vez que bellas en una inenarrable obra que, al menos para mí, habla del ser humano, del hombre y su devenir. De por qué el hombre es hombre y como el pasado el presente y el futuro pueden influir en su destino.
A continuación os dejo unas declaraciones del director a cerca de ésta, su obra maestra. La culminación de un artista que esculpía el tiempo. El tiempo es memoria, el cine es tiempo enfrascado, el cine es memoria.
«Cuando comencé a trabajar en "El Espejo" me venía una y otra vez esta reflexión a la cabeza: una película de verdad en la que uno se entrega en serio a su tarea (por no hablar de misión) no es un trabajo más, sino que es en cualquier caso un acto humano, que condiciona tu destino. En esta película, por primera vez, me había decidido a hablar de forma inmediata y sin reserva alguna de lo que para mí es lo más importante, lo más querido, lo más íntimo.»
«En "El Espejo" no quería hablar de mí mismo, sino de los sentimientos que tengo frente a las personas que me son próximas, de mis relaciones con ellas, de mi perpetuo sentimiento hacia ellas, pero también de mi fracaso y del sentimiento de culpa que por ellas siento. Los acontecimientos que el protagonista recuerda —hasta su último detalle— en el momento de su más grave crisis, esos acontecimientos le hacen sufrir, despiertan en él nostalgia, inquietud.»
Más en: https://cinesinfin214878919.wordpress.com/2019/01/25/zerkalo/