Como en Los Caballeros del Zodiaco (Saint Seiya), para esta animación se ha hecho una considerable y agradecida mejora del estilo de dibujo del autor original, pero, por su puesto, conservando la esencia de los diseños. Y menos mal, porque el autor dibuja tan mal que en ocasiones dan ganas de sacarse un ojo.

Que la calidad del dibujo haya sido mejorada no es ninguna tontería, porque el guión de esta serie es magnífico y es lo que le faltaba para ser una obra completa (en la que destaquen tanto guión como dibujo). Engancha mucho porque empieza desde la parte más emocionante y, en ese sentido, se podría decir que el montaje ha hecho gran parte del trabajo, ya que la información contextual se introduce más adelante mediante flashbacks, en vez de ser presentada a modo de epílogo como en muchas otras obras. No, aquí se va al grano.

La historia juega con la intriga y la tensión. La intriga se logra con una historia enormemente dura que no sabes por dónde pillarla porque no se entiende cómo se ha podido llegar y se mantiene algo tan macabro. Y la tensión se consigue haciendo que cada sangriento evento sea tan inesperado que sientes que en cualquier momento puede ocurrir una terrible tragedia para la que hay que reaccionar en el momento y en la que aún así se perderán muchas vidas. Aquí no hay tiempo ni de prepararse para lo que viene.

Tantos enigmas hacen que no puedas evitar el querer saber más y más sobre la historia.