"Afro Samurai" es un anime dirigido por Fuminori Kizaki, que cuenta la historia de venganza de Afro, un samurái, con el pelo estilo afro, en un mundo apocalíptico donde se mezclan las filosofías marciales, la tecnología y el western.

La obra son unos 120 minutos de duración divididos en 5 partes en su adaptación para la televisión, cada uno de los capítulos costó 1 millón de dólares. Está inspirada en hechos reales, en la aceptación más libre de la palabra, o más bien en el hecho real, en singular, que el propio personaje de Afro existió de verdad; como curiosidad, que no tiene ningún tipo relación con la serie apocalíptica, el personaje está inspirado en un africano llamado Yasuke, que en el Japón feudal del siglo XVI consiguió ascender de esclavo a respetado samurái.

La música, parte muy importante de la serie, corre a cargo de RZA, bases de hip hop molonas por bandera, y sorprendentemente la combinación funciona en su mayor parte. Para los que prefieran melodías más "épicas" o más tradicionales en este género, es posible que la música sea una distracción, pero para los que puedan ser más abiertos de mente, y entienden que la música encaja a la perfección gracias al personaje de Afro, seguramente no funcionaría con ningún otro samurái, es una experiencia original y refrescante entre tanto anime violento.

La historia es un regalo para la animación en forma de libertad creativa, una trama de venganza sencilla, Afro, un letal y habilidoso samurái quiere vengar a su padre y para ello deberá matar a todos los tipos duros que se interpongan en su camino. Esta premisa es brillante en su sencillez porque orienta el final dejando el camino por hacer, en el que, además de presentarnos a personajes interesantes, puede que incluso el villano y Jinno sean mejores que el propio Afro en cuanto a desarrollo narrativo, recorremos ese camino con una animación que quita el aliento, cuidada al detalle, y hay muchos detalles, tantos que es imposible apreciarlos todos con una única visualización de cada capítulo.

Las escenas de acción, el plato fuerte de cada entrega, captan perfectamente lo que tiene que tener una buena escena de combate. Independientemente de los estilos de lucha o cuántos participantes haya, la acción es mejor si hay un componente emocional que la empuja de fondo, y este se desarrolla a través del diálogo entre las diferentes partes, llevando ese conflicto al espectador que llegado a un punto no sabe por qué bando decantarse. Además, las escenas de acción son muy violentas, chorros de sangre que dejan en nada a los de Tarantino en "Kill Bill", espectaculares y molonas.

Un anime diferente, que tiene muy claro su estilo y lo lleva al límite, en el mejor sentido posible.