Que Spike Jonze es un tipo raro tampoco lo vamos a descubrir ahora, ya a finales del siglo pasado, y tras una exitosa carrera en el mundo de la imagen, dando forma a celebrados vídeos musicales para grupos como "Daft Punk", o "The Chemical Brothers", Adam Spiegel - así se llama en realidad - dio el salto a la dirección como ejecutor de los guiones de Charlie Kaufman, ese gurú contemporáneo de la depresión existencial, responsables ambos de dos piezas plenas de originalidad, la excelente "Como ser John Malkovich"(1999) , y la magistral "El Ladrón de Orquídeas", estrenada en 2002.

Separados sus caminos, Jonze, que es un trasero inquieto, siguió su relación con el mundo de la música, al tiempo que compartía gamberradas con los chicos de "Jackass", a los que financia en su faceta como productor. Una linea exitosa que le ha permitido desarrollarse como escritor de sus propias historias, y que nos lleva a este hermoso canto de sirena que supone "Her", un trabajo complejo, que versa, de forma aparentemente sencilla, sobre el profundo vacío del alma humana.

Con una puesta en escena minuciosa y deslumbrante, el film nos acerca a un futuro que casi podemos palpar, en el que la tecnología ha avanzado un par de pasos más, y el peligro de una mayor deshumanización acecha con afectar las ya de por si maltrechas relaciones entre individuos. En esa corriente, "Her" se manifiesta como una cinta imprescindible, reflejo certero de nuestra propia realidad, un golpe a los sentimientos reflejado en frases tan memorables como "A veces pienso que ya he sentido todo lo que iba a sentir", pronunciadas por Theodore, su protagonista, y que sentencian en cierto modo el carácter de nuestra generación.

Pese a ello, es importante remarcar que no hablamos de un film artificial, el alma de los personajes se presenta en una eterna lucha por alcanzar el amor, verdadero tema central de su argumento, no podemos censurar las motivaciones de Theodore, que tras fracasar en su vida sentimental, se entrega a una relación virtual con un nuevo software, que es capaz de empatizar y promover sensaciones cálidas, a pesar de su falta de presencia física.

La convicción de tan arriesgada propuesta necesitaba de actores tan en forma como Joaquin Phoenix, posiblemente el mejor interprete del momento, reinventado a una imagen plena de encanto, que nada tiene que ver con su anterior papel en la prodigiosa "The Master", y que le confirman como un animal escénico, capaz de cambiar de registro de forma camaleónica, sin perder un solo ápice de calidad.

El toque femenino lo ponen la deliciosa Amy Adams, que además es una excelente actriz, igual que Rooney Mara, siempre perfecta en ese traje de hermetismo con el que viste a sus personajes, pero si por algo será recordada "Her", es por Samantha, cuya voz sensual pertenece a Scarlett Johansson, y que hace prácticamente imprescindible acudir a la cita en su versión original, tal es el poder de su oratoria, culminado en una escena erótica inolvidable, que se funde a negro dejando, de manera puntual, y en un universo donde la imagen es omnipresente, todo el protagonismo al sonido de manera prodigiosa.

Finalmente, y entre tanto halago, solo un reproche, conviene avisar sobre su estilo contemplativo, que a veces se hace algo excesivo, y puede llevar al tedio a ciertos tipos de público, algo menos de metraje habría ayudado a intensificar bastante mejor su alcance, pese a ello, nos encontramos con un trabajo pleno de originalidad, muy refrescante, y que da que pensar, algo que para los tiempos que corren en el cine actual, ya es más que suficiente.



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