Es curioso y lamentable que mientras que se celebraban las nefastas "Conversaciones de Cine de Salamanca" en 1955 al mismo tiempo se filmasen en España películas como "Los peces rojos" un film que roza la perfección demostrando que lo que se afirmaba de forma destructiva en aquellas conversaciones no era cierto, sobre todo que el cine español era estéticamente nulo. Sentido de la estética sobraba en el cine español de esta época y "Los peces rojos" destaca en su contexto aunque la fascinante idea argumental de la que parte tenía un interés que quedaba mejor reflejado en el guión literario que en la propia plasmación cinematográfica en la que se pueden hallar algunos baches que hacen que la película tarde un poco más de lo esperado en inquietar de verdad. Sin embargo el film llama la atención por su sutileza y por una serie de detalles estéticos que unidos a su brillantez formal consiguen que la obra se gane la consideración del espectador y de hecho se trata de un film admirado que hace tiempo que se está revalorizando. Está realizada con buena voluntad por Nieves Conde que saca buen partido del talento de los protagonistas, la genial Emma Penella y el también brillante Arturo de Córdova que tienen un lucimiento artístico evidente en sus complejos papeles. Una película que es como un puzzle complicado de resolver pero que al final se resuelve con total coherencia. Nieves Conde llevó a cabo el complicado proyecto con una habilidad sorprendente consiguiendo así uno de los mejores clásicos del cine español de los años 50 con unos ingredientes bien dosificados y un refinamiento estético muy particular.