Al final de la película la mujer más frustrada se niega a ver la imagen de su hermana dichosa y para no verla sin pensarlo mucho se tira por la ventana. Este es el gran mérito del genial Fernán Gómez en la presente película. Ha demostrado que en muchas ocasiones para un ser humano la muerte es la única salida posible y que hacer una apología del suicidio aunque quizá la película no sea eso exactamente es algo totalmente aceptable e incluso necesario. La película no obstante justifica en cierto modo el acto de desesperación al que asistimos por lo coherente que resulta. Mucha gente que vea la película se sentirá identificada con el personaje de Lina Canalejas que da en la obra toda una lección de valentía. Porque el suicidio no es un acto de cobardía sino todo lo contrario. Una persona que no piensa nunca en el suicidio es muy difícil que entienda a otra persona que si lo ha pensado como salida. Y para aquellas personas que no se atreven a dar el gran paso para dejar de sufrir desgraciadamente el mundo sigue. Es una película realmente arrebatadora, con una fuerza, una virulencia y un vigor que sólo Fernán Gómez como director y actor podía darle. Algunas de sus imágenes son especialmente impresionantes.