Haz click aquí para copiar la URL
Voto de Vagabundoespiritual:
10
Drama. Terror En un circo lleno de seres deformes, tullidos y personas con diversas amputaciones, Hans, uno de los enanos, hereda una fortuna. A partir de ese momento, Cleopatra, una bella trapecista, intentará seducirlo para hacerse con su dinero. Para lograr su objetivo, traza un plan contando con la complicidad de Hércules, el forzudo del circo. (FILMAFFINITY)
8 de junio de 2014
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Freaks, aquí titulada La Parada De Los Monstruos, es una película que desde el día de su estreno en 1932 se ha englobado en el género de terror, pero esta deslumbrante obra fílmica va mucho más allá, trascendiendo cualquier encorsetamiento genérico, para convertirse al mismo tiempo en un desgarrador drama, una historia conmovedora de amor, un enaltecimiento de la amistad verdadera, una denuncia de los prejuicios morales y un estudio de la estética de la fealdad. Por desgracia, nada de eso contemplaron los primeros asistentes a su proyección, gente de una sociedad que no estaba preparada para contemplar algo tan insólito, y que sólo fueron capaces de quedarse con sus perturbadoras y abyectas imágenes (incluso hoy día, más de uno, considerará su visionado espantoso) que provocaron tal escándalo que el film fue retirado de las salas de cine, repudiado por su propia productora, MGM, convirtiéndose en un sonado fracaso económico y una estocada casi mortal para la carrera de su autor.

En 1931, Tod Browning, en la cima de su carrera tras el notable éxito de Drácula, se decantó por llevar al cine una versión del relato Spurs escrito por Tod Robbins, que le recomendó su amigo Harry Earles, que acabaría protagonizando la versión cinematográfica, encarnando a Hans.

El relato contaba la historia de una hermosa y pérfida acróbata que ayudada por su amante, el forzudo del circo, intenta engañar y apoderarse del dinero del enano de la función, cayendo sobre ellos una venganza ejemplar perpetrada por el propio enano y ayudado por el resto de “monstruos”. El relato entusiasmó a Browning, que veía una nueva oportunidad de acercarse al apasionante mundo de los espectáculos circenses, que ya había tratado en: El Trío Fantástico o Garras Humanas, y en los que había trabajado siendo un adolescente y tanto le marcó.

Sin utilizar trucos de maquillaje, salvo en el asombroso desenlace, y utilizando a seres deformes y con discapacidades mentales, entre los freaks de la película encontramos a los enanos Hans y Frieda (hermanos en la vida real), la mujer barbuda, las gemelas siamesas, el hombre gusano, el hombre esqueleto, el hermafrodita o los microcéfalos. Tod Browning tuvo que lidiar con la negativa en la participación en la película de muchos actores de Hollywood y con innumerables problemas de producción debido a que muchos de los técnicos del film no querían estar junto a ellos.

Todos estos freaks que se nos presentan como abominaciones de la naturaleza en el inicio de la película por un presentador de feria, son mostrados por Tod Browning como seres alegres, joviales, indefensos, con anhelos, ávidos de cariño y ternura, así como llenos de dudas y miedos. En un acierto asombroso, tremendamente novedoso y rompedor para la época (y hasta me atrevería a decir que hoy día), estos seres se nos revelan como cualquier otra persona, y no como monstruos horripilantes. Su aberrante anomalía queda diluida ante la naturalidad de su quehacer diario y sus relaciones en las caravanas situadas en la trastienda del circo. Haciendo que planee en nosotros una importante cuestión: ¿Qué es lo que nos convierte realmente en monstruos?

La labor de Tod Browning es en todo momento brillante, consiguiendo introducir a los espectadores, de forma natural, como miembros de ese asombroso circo, y a pesar de no ser un virtuoso de la narrativa cinematográfica, no disponer de los medios de los que disponían otros compañeros de profesión, ni contar con un elenco de estrellas de primer nivel, consigue generar tal grado de tensión, malestar y mal rollo a la par que magnetismo poético de lo grotesco y la fealdad, que al finalizar los fascinantes 60 minutos que hoy día quedan de la cinta, estamos exhaustos y sobrecogidos ante lo que acabamos de presenciar. Lamentablemente, la versión que hoy día podemos contemplar está mutilada y con un epílogo impostado, que los productores consideraron más adecuado, ya que endulzaba de alguna forma el contundente, vengativo y atroz final original.

La esencia de esta obra inmortal, que ha influido en numerosos cineastas, desde Hitchcock o Buñuel a David Lynch, Tim Burton o Rob Zombie, está tan vigente, o más, que el día de su estreno. En un mundo donde prima la belleza estética sobre la valía personal, donde el adorno y la pose se han convertido en más importante que la esencia, donde los valores morales brillan por su ausencia, donde el engaño está a la orden del día y las referencias culturales y sociales se han desvirtuado, un cuento de terror y moral como Freaks, rara avis irrepetible, es totalmente necesaria y reivindicable.

¡Gracias señor Browning por brindarnos esta joya del séptimo arte!
Vagabundoespiritual
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow