Haz click aquí para copiar la URL
Voto de Vagabundoespiritual:
8
Terror. Thriller. Drama Carol Ledoux es una bella y reprimida joven belga que vive con su hermana Helen en un apartamento de Londres. Carol experimenta sentimientos simultáneos y contradictorios de atracción y repulsión hacia los hombres; por eso para ella resulta tan incómoda la relación que mantiene su hermana con un hombre casado. Cuando la pareja se marcha de vacaciones, Carol comienza a tener alucinaciones y su mente se desquicia. (FILMAFFINITY)
24 de noviembre de 2013
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Repulsión, el incómodo segundo film del genial Roman Polanski, después de su interesante, prometedor y turbador debut con El Cuchillo en el Agua, es una vuelta de turca más sobre las obsesiones de este cineasta que termina de poner los cimientos de ese sello tan personal e inconfundible, cuyas máximas señas de identidad son atmósferas sórdidas y claustrofóbicas, ambientes enfermizos, personajes desequilibrados y humor negro, envuelto en una cuidadísima ambientación y una dirección precisa y elegante que se recrea en los detalles pero sin olvidar nunca la panorámica general del relato.

Polanski, con esta cinta a mitad de camino entre el drama psicológico y el cine inquietante con dosis elevadas de terror esquizoide, consigue atemorizarnos decantándose por la vertiente más terriblemente veraz del relato. Lo que asusta es la profunda autenticidad de la insania de lo mostrado, la seguridad que tenemos que ese ser inestable de apariencia angelical no es fruto de la imaginación del autor de la obra, sino el retrato fidedigno de cualquiera de los conciudadanos que todos los días conviven con nosotros. ¡Qué natural, cotidiano y tangible se percibe cuanto acontece! Desde esos obreros de la calle que devoran con la mirada a Carol (Catherine Deneuve) hasta la sangre oscura y viscosa de la carne cercenada por el filo de una navaja de afeitar, y todo ello pese al despliegue de metáforas, símbolos y texturas que contiene el film (un conejo despellejado pudriéndose al aire, patatas que echan raíces, asfaltos y paredes que se resquebrajan, sábanas revueltas en una cama por la mañana, una “fálica” navaja de afeitar o una banda de músicos callejeros que enfatizan lo teatral y grotesco que resulta todo, la vida, al final), que en otras manos podría habernos sacado de la historia, resultando todo impostado.

El despliegue mostrado en la realización por parte de Polanski es asombroso, siendo capaz de convertir un sombrío apartamento londinense, donde transcurre la mayor parte del metraje, en la materialización de la prisión sórdida y opresiva que es la mente de Carol. Un intelecto repleto de pasadizos amenazantes y fragilidad extrema, que se agrieta como si un terremoto lo sacudiera, a golpe de embestidas de un violador nocturno deshumanizado. Pero además, Polanski consigue algo insólito, nos sitúa en el centro del huracán y nos hace ser partícipes del deseo y anhelo de posesión de la bella Carol por parte de los hombres y al mismo tiempo nos provoca arcadas con las intenciones lascivas de algunos personajes (el casero Landford, interpretado por Patric Wymark).

Para mostrar lo mencionado se echa mano de un arsenal de recursos cinematográficos, donde sobresale una magistral fotografía en blanco y negro, fría y cortante, que hace un uso asombroso de las sombras, creando situaciones pasadillescas y alucinógenas de gran calado gracias a unos encuadres y distorsiones angulares muy pensadas y elaboradas, combinado con un empleo inteligente de la banda sonora, y no sólo de la partitura sino más bien de los sonidos y efectos que inundan y matizan cada secuencia. Pocas veces los sonidos del repiqueteo del campanario de un convento, el tic-tac de un reloj, el incesante sonar del timbre de un teléfono, el agónico goteo de un grifo o los gemidos del clímax copulativo han sido tan amenazantes y perturbadores.

Pero nada de lo mencionado tendría sentido sin la asombrosa interpretación de Catherine Deneuve, que se erige como el gran baluarte sobre el que Polanski hace pivotar todo el conjunto. La angustia interior, la mirada perdida, los movimientos lánguidos, la actitud absorta y los largos silencios que convierten a Carol en una joven cuasi catatónica, una verdadera zombi viviente, están expresados de forma alucinante por la actriz francesa, dando todo un recital interpretativo de contención e inexpresividad “llena de matices” que se alían con el magnetismo sexual e hipnótico que Polanski consigue extraerle en cada plano para embelesarnos sin pestañear durante más de 100 minutos. A pesar de que el resto del reparto está también a un gran nivel, sus personajes son un mero pretexto funcional para que la apatía y rutina de Carol desemboquen en estallidos de locura e inhumana furia salvaje.

A pesar de todo, Repulsión no es una película que indague sobre la “psique humana” o los orígenes de las enfermedades mentales, a Polanski no le interesan ni las motivaciones, ni el surgimiento de la paranoia esquizoide en su protagonista, así como tampoco la juzga, simplemente se limita a mostrar una realidad, la realidad de una joven prisionera de sus demonios interiores que acaba realizando los más brutales y atroces actos inimaginables. Y a pesar de lo mucho que se ha escrito sobre el plano final (¡menudos ojos dementes y enajenados!), totalmente abierto a interpretaciones, nunca recibimos respuestas, sólo hechos. Carol es una “zumbada” desde niña, si el motivo es la violación a tierna edad por parte de un miembro de su familia (supuestamente el padre) o nació marcada con el signo de la vesania es algo que cada uno debe decidir.

Yo, en este caso, me decanto por la segunda opción (me resulta aún más terrorífica).
Vagabundoespiritual
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow