No confundir con “Amarga Victoria” (1939) clásico melodrama de Edmong Goulding, con una Bette Davis arrolladora, de hecho, en algunos países se ha optado por denominarla como “Victoria Amarga”, una traducción más literal del original “Bitter Victory”.

Qué tendrá el maestro Nicholas Ray que nunca fue profeta en su tierra, pero sí en Europa, especialmente en Francia, donde veneraron con la intensidad que se merecen sus obras más famosas. Imagino que envolver con una pátina de cinta de género, obras tan personales y temáticas tan escabrosas como el aislamiento, el capitalismo mal digerido, la lealtad, odios y amores ocultos, no fue bien entendido por el gran público de la época en Estados Unidos.

En esta ocasión nos encontramos con una de sus obras menos conocidas, pero igualmente reivindicable. Una película bélica absolutamente canónica, con su cuadrilla de militares desarrapados embarcados en una misión suicida y un trío amoroso que da cierto desahogo a la trama principal. Bien, lo que nos encontramos es un trasfondo empapado de drama psicológico, celos y el sentido del honor.

Los actores protagónicos están solventes, Richard Burton cumple holgadamente como el capitán Leigh y Curd Jürgens lo hace francamente bien como su superior el mayor Brand, un pusilánime y despiadado hombre que quiere erradicar su competencia de la peor de las maneras posibles.

Denle una oportunidad, en el cine de Nicholas Ray nada es lo que parece, como en la vida misma.