Esta producción de Adolph Zukor y Rouben Mamoulian dirigida por este último es, en opinión del autor de estas líneas, la mejor adaptación al cine de "El Extraño Caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde", la famosa novela de Robert Louis Stevenson que expone la dualidad del hombre a través de la dicotomía entre el bien y el mal en un ambiente victoriano.

Se trata de un magistral título de terror que se encuadra dentro del tipo de películas con arriesgado experimento científico que termina resultando fallido, conduciendo a su protagonista a una situación extraña y angustiosa.

La ambientación siniestra está muy conseguida, con una acertada utilización de calles mojadas, lluviosas y llenas de niebla.

De entre los múltiples factores que recomiendan sin reservas el visionado de este mítico film destacan las interpretaciones de Fredric March y una sensual Miriam Hopkins (balanceando como nadie esa hermosa pierna ataviada con una llamativa liga al borde del lecho), el relevante trabajo de cámara que logra introducir al espectador en la historia y en la mente del personaje, el uso de la pantalla dividida, su absorbente atmósfera, y la equilibrada combinación de ciencia-ficción, terror, horror, sentido del humor, provocaciones de tipo sexual y apuntes de melodrama.

El trabajo de maquillaje de Wally Westmore sigue manteniéndose vigente y muy efectivo, a pesar de las muchas décadas transcurridas desde su realización.