Singing (Nikki Hsin-Ying Hsieh) es una chica proveniente de una familia de comerciantes de clase baja, limpiadora en un ferry que transporta reclutas entre el puerto de Kaohsiung y la base militar de la isla de Kinmen. Tsung (Bryan Shu-Hao Chang) es un soldado destinado a Kinmem; una serie de extraños sucesos ocurridos en la noche en la que el ferry navega rumbo a Kimmen transportan a ambos a un extraño submundo el cual parece ser un sueño, pero no un sueño cualquiera, un sueño compartido por ambos.

Singing, desconcertada por lo que acaba de ocurrir dice no conocer al soldado que le acaba de ayudar a huir de un extraño que le perseguía hacha en mano por los pasillos del ferry. Tsung se identifica como su futuro amante, lo cual desconcierta aún más a Singing, hasta que empieza a recordar una serie de situaciones vividas con anterioridad.

A partir de este momento la película se estructura en saltos entre sueño y sueño o realidad y realidad (no queda realmente claro), estos saltos se encuentran repletos de sutilezas que nos enlazan con la próxima situación y nos van aclarando ciertas cosas.

Esta película requiere de cierta paciencia, ya que no es un film fácil por su ritmo pausado, aunque para aquellos que estén familiarizados con este tipo de cine no encontrará ningún tipo de problema. Pese a poder perecer un punto en contra, en realidad es un punto a favor, ya que la película ejecuta su material con un uso impresionante de tono para estimular las emociones.

La fotografía clara y minimalista, unos diálogos que contienen momentos realmente románticos llenos de emotividad y sensibilidad, junto con el ritmo lento cuadrado con una banda sonora que acompaña en todo momento, hace de ésta, una película capaz de atraer la melancolía absoluta, capaz de trascender al raro reino de la nada y aún así capturar un pequeño fragmento de nuestro yo interior.

One Day no es una película perfecta, pero es una cinta digna de ver y disfrutar.

http://www.lacintablanca.com/cineclub-one-day-2010/