Lo mejor de la película es la parte del motel. Sus principales virtudes (aunque también algunos defectos) se hallan ahí. La tensión, el suspense, la angustia que genera esta parte del film son palpables. Te pone fácilmente en el lugar de los negros retenidos en el motel, y te llegas a sentir parte de la película. Por otra parte, es una buena forma de representar algunos de los métodos de la policía para extraer información de sospechosos.

Una de las cosas que menos convencen del film es su reincidente intención por caricaturar a los negros, que al final siempre acaban siendo representados de la misma forma en este tipo de films. Básicamente lo que te dice la película es que un negro: o es un tonto bromista o es un artista. Y con respecto a los policías pasa algo parecido, ya que o bien son malvados sin motivo o son unos pobrecitos inocentes y torpes. El retrato que se hace del racismo en esta cinta por momentos es tan burdo que incluso espanta.

En muchos aspectos la película también está plagada de estereotipos y prejuicios. Por no hablar del guiño cuando se dice que "algún día habrá igualdad", como si ahora la población afroamericana ya no estuviera discriminada. Dentro de 50 años algún director hará un un film sobre los disturbios de Ferguson en 2014 y lanzará el mismo guiño. El ser humano es así de absurdo e hipócrita.