Creí que Sean Penn ya se había llevado lo suyo con " Yo soy Sam" interpretando a un retrasado. Aquí además se regodea en el personaje y se da ínfulas de serlo, por que se despacha impunemente soltando frases de cajas de galletas durante toda la cinta al albur de una supuesta filosofía. A su doblador deberían de meterle directamente en el trullo por dinamitar el único puente posible para rescatar a este tragicómico individuo que se desliza patéticamente en un susurro grosero durante toda la película. La única conexión posible entre lo gracioso y el desvarío saltó por los aires. Yo ya tengo una edad, y no estoy para estas bromas. Si alguien entendió algo que avise. Estoy en racha, hace poco vi; < Un tipo duro> y ahora esto. Necesito unas vacaciones, YA ¡¡¡¡