Como persona que no había visto nada relacionada con Joker fui al cine sin prejuicios, sin expectativas que pudiesen manchar la experiencia... y no ha decepcionado.

Artísticamente es realmente dulce, ver cómo se construye una atmósfera de cada vez más tensión, violencia y oscuridad... una aceptación del infierno y de sus consecuencias. Esto hace que la evolución de Arthur se vea reflejada tanto en si mismo como en el mundo que le acosa.

No obstante, dos tercios de la película es una justificación, un desarrollo de Joker un tanto lento y superficial psicológicamente hablando... hasta que despierta el payaso que todos esperábamos sin renunciar a la violencia gráfica ni a sus toques de comedia, introduciendo de puntillas cierta crítica social.

Es gratificante ver el ascenso de poder, confianza, locura... aderezadas con escenas realmente... payasas... que hacen que la película no se sienta nunca pesada y mostrando guiños que los fans interpretarán con gusto. Una de las películas del año.