Previsible mezcla de acción y comedia que vuelvo a unir a James Cameron y Arnold Schwarzenegger, dos de las figuras más representativas del cine americano de efectos especiales. Pero "Mentiras arriesgadas" no repite el éxito de "Terminator", sino que se limita a abusar de violencia (tan falsa que aburre), tópicos (la hija enfadada porque su padre no está nunca en casa es ya uno de los personajes más manidos de Hollywood) y efectos especiales (con razón, la única nominación -que no premio- al Óscar del film, algo prácticamente obligado para los films de Cameron).

Para afianzar el espíritu americano, la familia es lo más importante (ella ni se plantea estar con otro pese a que él nunca está en casa). Por no hablar de la clara xenofobia que muestra el hecho de que los enemigos a los que el protagonista mata sin reparo alguno, "los malos", sean árabes. Puesto que la trama es inventada, los guionistas podrían haberse ahorrado ese horrible detalle.

Mientras Schwarzenegger es, sencillamente, Schwarzenegger y la mayoría del reparto pasa desapercibido, Jamie Lee Curtis vuelve a mostrar su versatilidad (de madre abnegada a heroína carismática, pasando por mujer sexy e icono cómico), pese a la previsibilidad de su papel: desde el momento en que la vemos con gafas de culo de vaso y pelo rancio sabemos que la verdadera Curtis saldrá a la luz tarde o temprano.

De hecho, si algo caracteriza a este film es su previsibilidad; basta la introducción para adivinar el nudo y el desenlace. Por lo visto, Cameron no estaba de acuerdo, y decidió alargar la trama todo lo (im)posible. Pero esto no es "Titanic" o "Avatar"; para contar la historia de siempre una hora y media es más que suficiente.