A diferencia de lo que han dicho las críticas de la prensa española, lo mejor de la película a mi parecer no es la actuación de Santiago Segura, que está normal, como si hubiera hecho un Torrente en tiempos de la censura.

Vázquez, es presentado como un hombre bastante mezquino y caradura con despuntes de humanidad, al que, por algún motivo (tal vez por considerarle un genio), todo el mundo admira. Pero me llamó más la atención la bondad de los personajes que le rodean. Por ejemplo, siendo Peláez un rancio antipático y rígido, me costaba menos entenderle como persona a él que a Vázquez.

Muchas actuaciones parecen más de teatro amateur que de actores profesionales. Me gustaron los personajes González e Ibañez, que incluso físicamente recordaba al dibujante.

La película es entretenida, entrañable en algunos momentos y bonita al final. Su ritmo es normal tirando a lento, sin llegar a aburrir. Está bien para pasar un domingo de otoño por la tarde en casa :)