Haz click aquí para copiar la URL
España España · Valencia
Voto de Sapristioca:
10
Drama. Intriga En 1913, en vísperas de la Gran Guerra (1914-1918), extraños acontecimientos, que poco a poco toman carácter de castigo ritual, se dan cita en un pequeño pueblo protestante del norte de Alemania. Los niños y adolescentes del coro del colegio y de la iglesia dirigido por el maestro, sus familias, el barón, el encargado, el médico, la comadrona, y los granjeros conforman una historia que reflexiona sobre los orígenes del nazismo en ... [+]
20 de enero de 2010
5 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
En una pequeña comunidad rural alemana, a principios del siglo XX, unos sucesos extraños van alterando poco a poco los engranajes que sostienen el aparente equilibrio social. La película, en bello blanco y negro, va introduciendo al espectador en la vida del pueblo a través de la anciana y evocadora voz en off (imprescindible la versión original) que narra los hechos desde el futuro.
La encrucijada temporal en que todo sucede es crucial: Alemania, en ese momento Imperio Alemán desde su victoria en la Guerra Francoprusiana, se nutre del régimen social heredado aún del feudalismo y de la rigidez moral del protestantismo; hay que recordar que apenas un siglo antes Napoleón Bonaparte había desmembrado el Sacro Imperio Romano Germánico, pero que en la práctica se seguían los viejos sistemas medievales.
De esta forma, el pueblo de Haneke es la representación de este sistema que sólo sería despedazado tras la I Guerra Mundial: el barón, como terrateniente, dueño y señor del pueblo, los notables (el administrador, el párroco), el médico, el maestro y los campesinos. Y, sobre todo, los niños, el futuro, el germen del futuro alemán nutrido de todos esos elementos.
La cámara de Haneke disecciona poco a poco este tinglado, desvela secuencia a secuencia las relaciones de poder, crueldad, orden, religiosidad extrema, brutalidad, amenaza y venganza (como dice en un momento la baronesa). Nada ni nadie escapa del horror de una época caduca que pide a gritos un cambio, aunque de este cambio nada se nombra en la película, ni un atisbo de rebeldía o esperanza. Al revés, el único elemento discordante dentro del sistema son los incidentes que ocurren y que, lejos de ser revitalizadores, son nuevos engendros de maldad aún más espantosos.
En cuanto a lo visual, cada fotograma impresiona por su belleza casi siempre dura o severa, tanto en los interiores (escena del cadáver de la campesina con cámara fija) como en los exteriores (la siega, el campo nevado).
La dirección de los actores, con especial referencia a los niños, es impresionante; nunca veremos unos niños que no actúen como “niños actuando” como en esta película. Nunca veremos rostros del siglo XXI que son exactamente rostros del siglo XIX-XX. Nunca veremos escenas de humillación (a la comadrona, a los propios niños) como aquí.
Lo que se achaca como defecto a Haneke es lo que tiene de “marca de fábrica”, no claros fallos en la creación y conducción de la película. Y no se puede ni debe esperar que un artista con una marcada personalidad se traicione a sí mismo.
Puedo decir que a pesar de ser de larga duración, subtitulada, lenta, en blanco y negro y asfixiante a ratos, me lo he pasado en grande, me he “divertido” (que no es sinónimo de estar alegre o de reír), me ha pasado en un suspiro. Y es que es grande nuestra subjetividad. En su nombre, déjenme que me “divierta” con la maestría de esta obra imprescindible.
Sapristioca
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow