"Si existe un placer,
es el de hacer el amor,
el cuerpo rodeado de cuerdas
y los ojos cerrados por navajas de afeitar"

Benjamin Péret

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1. Buñuel, como artista, establece un requisito: hay que rasgarse el ojo y trascender la observación. No son válidos los filtros racionales. La imagen es emoción directa, y no símbolo a traducir para incorporar a una médula narrativa. Es decir, estaba haciendo 'surrealismo'; o mejor, manufacturando un sueño.

2. 'Un perro andaluz' tiene la arquitectura enrarecida de un viaje onírico, y el único mecanismo creativo empleado para urdirlo es la libre asociación. Si hay algo a extraer de esta 'Un perro andaluz' es su dimensión sexual, de marcados tintes freudianos, que se reproduciría en películas venideras del director. El periplo amoroso/sexual recorre varios puntos: a) impulso primitivo (el conato de violación, con ese enardecimiento con el que sólo deseamos en un sueño), b) jovialidad del romance (la imagen de los enamorados caminando con esa infinita dicha con la que uno sólo se enamora en un sueño) y c) erosión (el plano final, los cuerpos amantes enterrados en la tierra y el polvo del desierto, 'El duelo a garrotazos' de Goya de la forma siniestra con que uno puede sufrirlo en una pesadilla).

3. Lorca se sintió ofendido por el título del proyecto, que interpretó como una referencia directa a su persona: "Buñuel ha hecho una mierdecita, así de pequeña, que se llama 'Un perro andaluz'; y ese perro andaluz soy yo". Buñuel siempre desmintió dicha aseveración.

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Buñuel siembra aquí una de las semillas indispensables del surrealismo. Obra anómala y germinal cuyas primigenias ideas han influenciado a muchísimos talentos de la cinematografía como Tarkovsky, Sokurov, Marker o Lynch, los cuales perfeccionaron y desarrollaron dichos postulados de un modo particular e intransferible.

Gracias.