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8
7,7
6.338
Fantástico. Comedia. Romance
Lucy Muir es una joven viuda que decide irse a vivir a orillas del mar, a una casa encantada que perteneció al capitán Gegg, un marinero cuyo fantasma se le aparece. Al principio, el capitán utiliza los mismos trucos que le sirvieron para librarse de otros inquilinos, pero con Lucy no funcionan. (FILMAFFINITY)
26 de marzo de 2014
22 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Mi mundo imaginario ha sido siempre el único mundo verdadero para mí. Nunca he tenido amores tan reales, tan llenos de vigor, de sangre y de vida como los que he tenido con figuras que yo mismo he creado. ¡Qué pena! Siento añoranza de ellos, porque, como los demás, pasan"
Fernando Pessoa
Fernando Pessoa
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
El capitán Gregg es también una creación neblinosa. Impalpable y fatua. Es; pero, ¿fue, o no fue?
Está más allá de la muerte, y más allá de la vida. Es. Y al mismo tiempo, no es.
Probablemente, ha dejado de no ser, por un momento, para hacerse visible y ser, atravesando el tiempo que, dicen, se acaba tocando a sí mismo en ambos extremos.
La señora Muir deja de ser. Se convierte ella también en niebla, y se dirigen ella y Gregg hacia un abrumador punto en blanco. Van a inmortalizar su amor; no lo erosionará la convivencia, no lo marchitará el tiempo, no lo dañará el malentendido, no lo corromperá la mentira. Dejará de ser, para ser.
Les veo partir, y termina la película. Y les sigo viendo partir, aun con la pantalla en negro. Ellos parten, y yo me quedo a este lado del televisor. Recojo el DVD y enciendo la luz.
Y, meses después, tengo la sensación de que aún existen, y siento añoranza de ellos porque, como todas las figuras imaginarias, pasan...
Gracias.
Está más allá de la muerte, y más allá de la vida. Es. Y al mismo tiempo, no es.
Probablemente, ha dejado de no ser, por un momento, para hacerse visible y ser, atravesando el tiempo que, dicen, se acaba tocando a sí mismo en ambos extremos.
La señora Muir deja de ser. Se convierte ella también en niebla, y se dirigen ella y Gregg hacia un abrumador punto en blanco. Van a inmortalizar su amor; no lo erosionará la convivencia, no lo marchitará el tiempo, no lo dañará el malentendido, no lo corromperá la mentira. Dejará de ser, para ser.
Les veo partir, y termina la película. Y les sigo viendo partir, aun con la pantalla en negro. Ellos parten, y yo me quedo a este lado del televisor. Recojo el DVD y enciendo la luz.
Y, meses después, tengo la sensación de que aún existen, y siento añoranza de ellos porque, como todas las figuras imaginarias, pasan...
Gracias.