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España España · Málaga
Voto de Nuño:
4
Drama. Intriga Francia, 1386. Narra el enfrentamiento entre el caballero Jean de Carrouges (Matt Damon) y el escudero Jacques LeGris (Adam Driver), al acusar el primero al segundo de abusar de su esposa, Marguerite de Carrouges (Jodie Comer). El Rey Carlos VI decide que la mejor forma de solucionar el conflicto es un duelo a muerte. El que gane será el poseedor de la verdad y, en caso de que venza LeGris, la esposa del caballero será quemada como castigo por falsas acusaciones. [+]
30 de diciembre de 2021
28 de 38 usuarios han encontrado esta crítica útil
I.

En teoría, 'The last duel' propone tres posibilidades sobre un mismo hecho. En realidad, ofrece una realidad miope, una mentira enajenada y una verdad indubitable —the truth—, por lo que bloquea cualquier tentativa de especulación personal y anula cualquier posibilidad de intriga.

Los guionistas nos sitúan frente a tres puertas e indican, con una didáctica luz guía, por cuál hay que pasar.

No sólo se aleja de la ambigüedad de 'Rashomon', sino que es difícil concebir antítesis más radical.

II.

El hecho real tomado como referencia es perfecto en tiempo y forma.

Por un lado, permite apelar al estereotipo medieval cultivado con insistencia en el ámbito artístico que es orgullosamente ajeno a una realidad histórica que, por otra parte, no tiene obligación de reflejar. El medievalismo cinematográfico obvia flagrantemente las elevaciones del período —el Románico, el Gótico, la Universidad, la piedad, el monacato, el Trecento...— y opta por el oscurantismo, la gelidez atmosférica, la fotografía grisácea o azulada, la hosquedad, la superstición religiosa, una medicina entre lo alquímico y lo puramente chamánico, una Inquisición siempre siniestra y nunca garantista, mucha epidemia, poca higiene axilar y, lo más importante aquí, el machismo.

Por otro lado, el propio acontecimiento —based [deeply based] on true events— se presta a ser presentado como indignante muestra de una manera primitiva de dirimir las cuestiones jurídicas. Es decir, cómo no podemos aborrecer con ojos actuales la obra jurídica de, digamos, Alfonso X el Sabio, si en su Espéculo indicaba que había de creerse antes al hombre que a la mujer por tener el primero "el seso mas certo e mas firme". En el fondo, 'El último duelo' pretende decirnos que no abandonemos el aborrecimiento porque, en lo esencial, nada ha cambiado.

III.

Según Eric Jager, o según los guionistas, el género aboca a 'ser'.

La mujer aquí es doble víctima: es violada carnalmente por uno y maltratada emocionalmente por otro. El marido es controlador en la convivencia, negligente con cualquier "petite mort" que no sea la suya y egoísta, pues toma la violación a ella como una afrenta a él. El amante fortuito es violento en la seducción, altivo en el sexo y expresa el deslumbramiento intelectual que le produce una mujer violándola.

Lejos de propuestas mucho más complejas y modernas acerca del tema de la mujer en una sociedad, como es por ejemplo 'La ciudad desnuda' (1963) de Satyajit Ray, o de acercamientos a la pulsión de la venganza tras el asalto sexual como 'El manantial de la doncella' (1960) de Ingmar Bergman —también enclavada en época medieval— el enfoque que propone esta película es puro esquema infalible. Confiere carne emocional —o, al menos, epidermis— a Marguerite y caricaturiza a LeGris y Carrouges.

Los hombres, que no quieren a la mujer, están tan sometidos a sus roles de género que se retarán a muerte por ella, a la que, de un modo violento o pasivo, desprecian. Es decir, que la mujer es sólo un objeto a través del cual mantener, o no, el honor, idea que es ciertamente interesante, pero la tesis que transluce en esta obra es que subyace en el hombre una incapacidad casi innata para comprender las emociones y sensibilidades más elementales de una mujer; ya sea la abnegación, la fidelidad o la súplica.

La película plantea una falsa disyuntiva entre la verdad y la mentira. En realidad, ofrece otra muy distinta: a la mujer, o se la oprime con desapego, o se la acaricia con condescendencia.

IV.

La letanía de golpes del final, el 'last duel' que parece un revival de aquella ya lejana gresca entre Russel Crowe y Joaquin Phoenix, queda relegado a mero entretenimiento, sin más significación que resultar vistoso ni más importancia que la de lamentarse por la cosificación de los caballos.

Gracias.
Nuño
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