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España España · Málaga
Voto de Nuño:
9
Drama. Romance Harry Lund, de 19 años, trabaja en un almacén de vidrio y porcelana. Cerca de ahí trabaja Mónica en un almacén de vegetales. Mónica es una chica de 17 años alegre y feliz. Ella empieza una conversación con él al verlo en un café. Después de un tiempo se enamoran. Los dos son hostigados en su empleo por su edad. Mónica abandona su casa después de una discusión con su padre y Harry deja su trabajo después de una discusión con su jefe. Sin ... [+]
23 de diciembre de 2013
46 de 49 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Sólo Bergman sabe filmar a los hombres tal como los aman y detestan las mujeres, y a las mujeres tal como las aman y detestan los hombres". Jean-Luc Godard.

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Ingmar, ¿cómo sabías todo esto? ¿Cómo sabías de mis rincones secretos de sol y mar? ¿Cómo sabías de Mónica? Es que el romance uno lo vive así: un paraíso edénico, en el que sólo caben dos. Y todo imbuido de su propia naturaleza libertaria contra todo. No hay nadie capaz de invadir el paréntesis. Intimidad total, desnudez permanente; lejos, lejos, más lejos aún de todo y de todos los ojos y todas las lenguas.

Además eres sabio, Ingmar. Sabías que el paraíso incluía una serpiente. La eternidad no existe. Es un truco de la vida, un espejismo.

Vas a llevarte el primer puñetazo de realidad pronto.

Pones tu barca rumbo a la ciudad, que sabía que tarde o temprano volverías.

Y entonces se acaba. Y cómo duele. El edén se marchita en un marrón irreversible, la sirena se zambulle en el mar, la llama se apaga y el agua se enfría. El sol, el silencio y el brillo del mar dejan paso a la sombra, al bullicio y al cemento. Como bagaje, otro recuerdo más que atar al tobillo.

Al alejarte, ingenuo, lo que hiciste es trazar una parábola.

—En primavera surgen nuevos amores.
—Sí... Maldita sea.
¡Con qué clarividencia nos observaron los viejos, que venían de vuelta de todo!

Ella no respetó que su libertad acabara donde empezaba la mía. Desapareció porque su apetito de vida era demasiado grande. Admiro su inconformismo; me asquea su vileza. No sé qué habrá sido de ella.

Ingmar, han dicho que eres aburrido, que eres sombrío y neurótico, que chorreas erudición pomposa. Y a mí me has emocionado, y no sé cuántas veces van ya. Has rescatado 'Un verano con Mónica' de algún rincón de mi cabeza, y le has dado vida con imágenes de mis entrañas.

Sentémonos, Ingmar. En esta sala de cine sólo estamos tú y yo; nadie nos molestará. Siéntate, y recordemos a Mónica una última vez.

Gracias.
Nuño
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