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España España · Barcelona
Voto de reithebonsai:
6
Drama. Romance Nueva York, años 20. En la alta sociedad norteamericana, llama la atención la presencia de Jay Gatsby, un hombre misterioso e inmensamente rico, al que todos consideran un advenedizo, lo que no impide que acudan a sus fastuosas fiestas en su gran mansión de Long Island. Gatsby vive obsesionado con la idea de recuperar al amor que dejó escapar años atrás. Para ello se hará amigo de su vecino recién llegado, el joven Nick Carraway. (FILMAFFINITY) [+]
18 de junio de 2013
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Reinterpretación caleidoscópica y barroca de un clásico, oscila entre lo sobresaliente y el fracaso. Baz Luhrmann se propuso ejercer de cronista de los años 20. Y, al son de unos anacrónicos Jay-Z, Lana del Rey y The xx, lo hizo. Tras Moulin Rouge, Romeo y Julieta y Australia, su fijación por la tragedia y el desamor alcanza un nuevo estadio. Con la adaptación de Scott Fitzgerald al cine recupera su obcecación por el amor imposible, y se enmascara en un peligroso barroquismo estético.

Otro buscador del sueño americano es acogido por la Nueva York de 1922. El aspirante a escritor Nick Carraway (Tobey Maguire) vislumbra entre el meteórico ascenso de Wall Street, el libertinaje moral y un ambiente impregnado de desenfrenado jazz, una fascinación mayor: el misterioso Jay Gatsby (Leonardo DiCaprio). Carraway se convertirá en silencioso confidente de cómo una vida convertida en un escaparate de fiestas y diversión alberga el deseo de reencontrarse con el amor de Daisy (Carey Mulligan). Nueva York, teatro en el que es representada una historia de titánicas renuncias para reconquistar un idealizado corazón.

Diagnóstico de la decadencia del portentoso mundo de Gatsby, no obstante es una radiografía kitsch y desbocada en 3D, un artificio que suplanta la complejidad de los personajes y la historia. Las acertadas actuaciones de un reparto de primera, lideradas por un sobresaliente DiCaprio, quedan asimismo en segundo plano, enmascaradas por la constante música hip-hop. Detrás del gongorismo visual hayamos el desvanecimiento de la prosa que convirtió una novela en una de las cumbres de la literatura norteamericana.

¿Extravagancias fascinantes o excesivas, caleidoscopio de tonalidades o de exhibicionismo recargado, espectáculo que rehúye de lo convencional o se resguarda en el vulgarismo? El gran Gatsby de Baz Luhrmann es un sinfín de incógnitas que emigran de las respuestas genéricas y se auxilian en el gusto del particular. No estamos delante de un producto innovador, sino ante uno que recoge la estela la María Antonieta de Sofía Coppola y su anacronismo musical.

Luhrmann peca de alardear tener en manos la “adaptación definitiva”. No es que sea un producto fallido, pero la circense presentación de videoclip alberga un producto para el entretenimiento, y no una composición maestra. Con el paso de los años, El gran Gatsby se convertirá en esa lejana luz ambarina que se desvanece entre la oscuridad.
reithebonsai
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