Se diferencian dos partes bien claras en Halloween: El origen, una primera, centrada en la perturbadora infancia de Myers, y una segunda, que sucede 15 años más tarde, típicamente slasher y fundamentada en la búsqueda de su hermana. Sin lugar a dudas, la primera supera a la segunda gracias a que la primera aporta novedades respecto a las anteriores entregas mientras que la segunda está plagada de tópicos, aunque el entretenimiento está presente en ambas.

Un aspecto a analizar en cualquier película de terror que se precie son las muertes. En Halloween: El origen son muy numerosas y están cargadas de desbordante gore. No obstante, ninguna resulta demasiado original.

Por otro lado, es indiscutible que la banda sonora se presenta de forma sobresaliente. Hecho que resulta inusual es filmes de este género.

Lo contrario ocurre con la ambientación. A pesar de que aprueba, esperaba más. Y es que si la ambientación es un factor significativo para todos los largometrajes, aún más dentro del terror.

En cuanto a las interpretaciones, en términos generales todos los actores están correctos, aunque resaltaría a Malcolm McDowell, que nunca decepciona, y a Sheri Moon Zombie, esposa del director.

No hay que olvidar hablar de los sustos. Esta vez, están bien logrados y no a base de golpes de sonido (Es de agradecer).

Sin embargo y como punto negativo, desearía haber visto más persecuciones (A parte de la de Scout Taylor-Compton) ya que es otro elemento básico en los slashers (Todos recordamos la magistral persecución de Sarah Michelle Gellar en Sé lo que hicisteis el último verano).

En conclusión, si bien es cierto que no nos encontramos ante una obra del séptimo arte, se halla bastante por encima de la media de los remakes.

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