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España España · Zaragoza
Voto de JRC:
8
Drama Sandro, un chico de doce años, es el hijo único de una acomodada familia de Brescia. Una noche, durante un crucero por el Mediterráneo, cae al agua y lo dan por muerto. En realidad, lo rescatan unos inmigrantes clandestinos que se dirigen a la costa italiana. Durante el trayecto, Sandro descubre un universo completamente distinto del suyo... (FILMAFFINITY)
13 de abril de 2008
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Creo que alguien que ha sido capaz de hacer algo tan maravillosamente conmovedor como "La mejor juventud", siempre debería merecer que nos acercáramos de nuevo a su trabajo dispuestos a dejarnos llevar por él. Así lo hice yo, sin leer la sinopsis y ni siquiera ver la carátula de la peli, confiando en aquel que tanto hizo por muchos de nosotros. Y, en conciencia digo, que es la mejor manera de ver esta película; la única en la que realmente podremos apreciar el inesperado giro con el que nos encontraremos.

Hay, como en su anterior trabajo, momentos de talento y una sólida construcción de algunos personajes (pienso principalmente en el padre y el hijo), con escenas de las que cuando las ves, te das cuenta de la humanidad que llevan escondida. Pienso en la escena del padre diciéndole a su hijo que va a llevar de vuelta al hotel a "sus amigas". Pienso en la madre con el entrenador de natación, hablando de la falta de espíritu competitivo de Sandro. Y, sobre todo, pienso en la que, por lo menos para mí, es una precisa composición de la personalidad de Sandro, siendo relevante la inicial sensación que tuve de que el chico llevaba algo bueno dentro.

Se podría achacar algún que otro cliché en el modo en que compone los personajes y su historia, pero, sinceramente a mí me da totalmente igual. ¿Por qué me va importar, si lo que realmente buscamos cuando entramos en un cine es emocionarnos, vivir a través de otros? ¿Qué pueden existir "trampas"? Sí, ¿y?.
Que me guste reencontrarme con Alessio Boni aunque su papel sea tan distinto; que sea un placer volver a ver esa mirada de Adriana Asti y que no me deje apartar la vista de sus expresivos ojos; pues a eso es a lo que, por lo menos yo, voy al cine. Si la realidad no nos lo ofrece, no hay por qué dejar de buscarlo.
¿Acaso no es fantástico que no sepa por qué demonios oigo una vez y otra vez una canción de Eros Ramazzotti y no me avergüence reconocerlo? Creo que no es tan fácil lograr que días después todavía tenga en el recuerdo la mirada de inmensa tristeza de esa niña-mujer, pidiendo auxilio a un chaval de 12 años...
Claro que puede que no contenga la cantidad de momentos inolvidables de su anterior "juventud", pero no olvidemos que todos los talentosos tienen un techo que a la postre les resulta imposible de igualar. Hay, no obstante, una obra que intenta mostrarle algo al espectador, y que lo quiere hacer con ese matiz costumbrista, intentando llegar al fondo a través de la forma. Podrá no gustar la forma, pero, como hace poco le leí a alguien, yo le aguanto el coscorrón por el beso...
JRC
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